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18/07/2014

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Industria y Emprendimiento

Globalización

La globalización es una oportunidad

La globalización es una oportunidad. No hay duda de que tiene algunos inconvenientes, pero pueden quedar compensados por las múltiples ventajas derivadas del hecho de contar con unos mercados extranjeros verdaderamente abiertos, en los que las empresas puedan beneficiarse no solo de tarifas más bajas sino también de normas comunes, procedimientos administrativos armonizados y nuevas oportunidades para presentar sus ofertas y optar a contratos públicos extranjeros. Esto podría aproximarnos a la perspectiva de un mercado interior mundial que ampliara y multiplicara los beneficios del mercado único europeo. La Comisión Europea se ha comprometido a traducir ese potencial en realidad.

Por ejemplo, la Comisión Europea dirige actualmente una reforma del Acuerdo de la Comisión Económica para Europa (CEPE) de las Naciones Unidas, de 1958, relativo a los reglamentos internacionales sobre vehículos. Esta iniciativa reúne a los 27 Estados miembros de la UE, representados por la Comisión, la Federación de Rusia, Japón, Corea del Sur, Sudáfrica y Australia. Estos países han acordado normas armonizadas aplicables a los vehículos en materia de seguridad y medio ambiente, lo que permite a los fabricantes de automóviles hacer economías de escala y reducir los costes derivados del cumplimiento de la normativa.

“La globalización es una de las soluciones a la crisis de la Unión Europea, no el problema. Pero para aprovechar su potencial, tenemos que desarrollar normas comunes y procedimientos armonizados con nuestros socios comerciales, con el fin de eliminar los obstáculos que impiden a nuestras empresas acceder realmente a los mercados extranjeros.”

Las propuestas de la reforma dirigida por la Comisión pretenden establecer una homologación tipo de vehículos válida en todo el mundo, basada en el principio de que solo sea necesario someter al automóvil una vez a ensayo para que sea admitido en todo el mundo.Esto significa que, en el futuro, cualquier coche producido de conformidad con estas normas podrá comercializarse en cualquier país que sea parte de la iniciativa. La UE apoya asimismo esta iniciativa negociando acuerdos bilaterales de libre comercio con los principales socios comerciales, acuerdos que permiten eliminar otras barreras no arancelarias.

Está a punto de comenzar una nueva temporada de conversaciones bilaterales de la UE, que contará con la participación de socios clave como Estados Unidos y Japón.La UE tiene mucho que ganar de esta nueva fase de la globalización, pero para ello es esencial que la nueva generación de acuerdos no se centre exclusivamente en la reducción o la eliminación de los derechos. Debemos eliminar todos los obstáculos que todavía dificultan el acceso a los mercados de terceros países.

Para alcanzar este objetivo, es fundamental intensificar la cooperación con los socios comerciales de la UE en materia de normas técnicas, normas sobre productos y procedimientos administrativos. Las máximas prioridades deben ser desarrollar normas industriales comunes, eliminar las normas conflictivas y armonizar las prácticas burocráticas. Con demasiada frecuencia, los productores de la UE tienen que esforzarse para acceder a los consumidores extranjeros debido a la existencia de obstáculos técnicos o administrativos. Las pequeñas diferencias existentes entre la reglamentación y las normas ocasionan enormes daños económicos a nuestras empresas, al impedir las ventas en el extranjero u obligarlas a acometer costosas adaptaciones de las cadenas de montaje.

En general, solo los grandes fabricantes cuentan con los recursos necesarios para ajustar sus productos a diferentes entornos jurídicos y técnicos. El resultado es que los actores pequeños, como las pequeñas y medianas empresas (PYME), se ven a menudo privados de los beneficios derivados del acceso a los mercados de terceros países. De ahí que la Comisión aspire a poner fin a esta situación.

La apertura de los mercados debe entrañar también el acceso de las empresas de la UE a proyectos públicos en el extranjero. En la mayoría de los países no pertenecientes a la UE, el gasto total de las administraciones públicas representa entre el 15% y el 20% del PIB, pero solo una parte muy limitada de este gasto está abierta a las empresas extranjeras. Mientras que en la UE está abierto casi el 85% del mercado de contratación pública (con un valor total superior a 350.000 millones de euros), en Estados Unidos los licitadores extranjeros solo pueden optar al 32% (por un valor total inferior a 180.000 millones de euros) y, en Japón, al 28% (27.000 millones de euros). La Comisión Europea se ha comprometido a modificar esta situación y establecer nuevas relaciones duraderas basadas en una verdadera reciprocidad.

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Última actualización: 18/07/2014 |  Comienzo