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18/07/2014

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Industria y Emprendimiento

Acero

Garantizar el futuro del acero en Europa

La Europa actual nació con el acero. Al término de la segunda guerra mundial, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) se convirtió en el primer núcleo de lo que hoy es la Unión Europea. Las cosas han cambiado desde entonces, pero el sector del acero sigue siendo importante para la economía de la UE, ya que emplea a 360.000 personas en 23 Estados miembros y aporta una de las materias primas esenciales a partir de la cual se ha creado gran parte de nuestro mundo, desde los edificios a los frigoríficos.

Si no fuera por la producción de acero, la industria europea no podría funcionar. Los fabricantes de automóviles y maquinaria, los astilleros y la industria de la construcción o la defensa tendrían que comprar su principal materia prima en el extranjero, a precios más elevados.

"Desde 1951 la construcción del proyecto europeo se ha basado en el carbón y el acero. Sin embargo, con la expiración del Tratado de la CECA en 2002, de alguna manera se dejó que el sector siderúrgico se las arreglase solo. Ha llegado el momento de retomar el interés por el acero. No solo lo necesitamos para las industrias de la construcción y el automóvil, sino también para aprovechar nuestras fuentes de crecimiento verde. El sector del acero sigue teniendo importancia estratégica para Europa, por lo que debemos aunar fuerzas para, entre todos, sacarlo de la crisis en la que está sumido".

La Comisión Europea quiere y debe mantener un nivel adecuado de producción de acero en Europa, a pesar de los recientes cambios bruscos que han sacudido a la industria mundial.

La UE sigue siendo el segundo mayor productor del mundo, aunque la cuota correspondiente a la UE en la producción mundial de acero se haya reducido del 22% al 12% entre 2001 y 2011. La producción de acero de la UE se sitúa en torno a un 17% por debajo de los niveles de 2007 y la capacidad de producción no utilizada puede llegar hasta un 25%. Como consecuencia de ello, muchas fábricas se han visto obligadas a cerrar o se ven abocadas al cierre.

Para invertir esta tendencia es preciso restablecer la demanda de acero en Europa, que en estos momentos es considerablemente baja debido a la crisis económica y financiera.

Se espera que el hecho de hacer frente a la crisis con una sólida política de inversión reactive a los principales consumidores de acero en Europa, los sectores de la automoción y la construcción, que absorben alrededor del 40% de la producción total de acero. La Comisión ha propuesto una serie de medidas concretas para relanzar ambos sectores.

Asimismo, es esencial revisar la política de la UE sobre el cambio climático con el fin de flexibilizarla. Es cierto que Europa encabeza la revolución verde y debería seguir haciéndolo, pero obligar a los fabricantes de acero a trasladarse fuera de la UE para evitar unas normas fiscales y medioambientales más estrictas no reforzará la posición de Europa en la lucha contra el cambio climático.

La Tierra sufre las consecuencias de los gases de efecto invernadero con independencia de dónde se generen. Dado que la producción mundial de acero está aumentando, es preciso impulsar esta actividad en Europa, donde el medio ambiente está mejor protegido, en lugar de en países que ni siquiera han firmado el Protocolo de Kioto de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Esto ayudará al planeta y también ayudará a luchar contra la lacra del desempleo en Europa.

Asimismo, debemos reducir la factura energética, que representa hasta el 40% de los costes totales de una acería en Europa y que es notablemente más elevada que en Estados Unidos, Rusia, Oriente Próximo o China.

En junio de 2013 la Comisión Europea publicó un plan de acción para el acero con el fin de abordar todas estas cuestiones y está aplicando gradualmente las medidas que propuso.

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Última actualización: 18/07/2014 |  Comienzo