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Davide Lecchini, agregado de sanidad, medicamentos y seguridad alimentaria en la Representación Permanente de Italia ante la UE.

Davide Lecchini, agregado de sanidad, medicamentos y seguridad alimentaria en la Representación Permanente de Italia ante la UE.

Esta semana, la conferencia ministerial "La salud en el Mediterráneo", organizada por la Presidencia italiana, ha puesto de relieve aquellos aspectos de la salud pública en los que es importante la cooperación de la UE y otros países del Mediterráneo. 

En los últimos meses, la epidemia de ébola y la reaparición de la poliomielitis y el síndrome respiratorio de Oriente Medio por coronavirus han recordado al mundo que los problemas de salud no conocen fronteras.

Para luchar contra amenazas transfronterizas tan graves como estas, el Reglamento Sanitario Internacional de la OMS proporciona un marco jurídicamente vinculante de coordinación y gestión de los incidentes que puedan constituir una emergencia de salud pública de alcance internacional.

La UE también dispone de un instrumento jurídico para coordinar la intervención en todo su territorio, la Decisión sobre las amenazas transfronterizas graves para la salud, que entró en vigor en diciembre de 2013 y  que permite intercambiar información a través del sistema de alerta precoz y respuesta y cooperar en la evaluación, gestión y comunicación del riesgo.

Es importante colaborar con los países del Mediterráneo, entre otras cosas, en temas como la resistencia a los antibióticos, la ampliación de la vigilancia y la experiencia de laboratorio y la revisión y mejora de las estrategias de vacunación. 

Los países europeos y mediterráneos tienen varios problemas comunes de salud, entre ellos, y en distintas dimensiones, la doble carga que representan las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta y la inactividad física y los trastornos debidos a las deficiencias de nutrición.

Tenemos la suerte de que, para empezar, muchos de los ingredientes, recetas y dietas tradicionales de nuestros países son ya sanos de por sí. Muchas de las dietas se caracterizan por su alto consumo de fruta, verdura y pescado y por preferir la leche con poca grasa, los cereales integrales, la carne magra, las aves de corral y los aceites vegetales frente a las grasas sólidas.

Si tenemos en cuenta estos buenos ejemplos y nos esforzamos en mejorar el acceso a dietas sanas, los niños podrán comenzar la vida de manera más saludable. La nutrición adecuada garantizará la salud, el crecimiento y el potencial de los jóvenes en Europa y el resto del Mediterráneo.

La relación de inmigración y salud es otro reto común de la UE y los demás países ribereños del Mediterráneo, que se enfrentan a una vasta e inesperada oleada de inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo, muchos de ellos con necesidades sanitarias especiales. Todo ello representa una pesada carga adicional que no podemos subestimar y que debe abordarse conjuntamente, movilizando los recursos necesarios dentro de un marco común. El deterioro de las condiciones sanitarias y las muertes y el sufrimiento innecesarios a causa de la conflictiva situación actual en varias zonas de la región son nuestros principales enemigos y es necesario concebir estrategias comunes contra ellos y superar el riesgo que representan para nuestras sociedades.

La Conferencia es un importante paso adelante para mejorar la cooperación y el intercambio de información y buenas prácticas necesarios para afrontar estos problemas.    

Cooperación mediterránea en materia de salud

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