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por Anna Marzec-Bogusławska M.D., M.P.H., directora del Centro Nacional de Lucha contra el Sida (Polonia)

por Anna Marzec-Bogusławska M.D., M.P.H., directora del Centro Nacional de Lucha contra el Sida (Polonia)

Lo que en la década de los 80 era una condena a muerte, hoy en día ha pasado a ser —en buen número de casos— una enfermedad crónica que puede tratarse. La situación en torno al VIH/sida ha cambiado radicalmente gracias al compromiso político y a actividades y medidas basadas en pruebas científicas: campañas de sensibilización, programas de intercambio de jeringuillas, mantenimiento de la investigación y una atención médica mejor y más amplia. 

Quiero resaltar que muchos de los avances realizados en la última década se deben a las estrategias planteadas en la Declaración de Dublín y al compromiso de los países que la suscribieron. Partiendo de las declaraciones de Dublín y Vilna (2004), la Comisión Europea elaboró un marco de actuación para combatir el VIH/sida en la UE y los países vecinos y publicó posteriormente dos comunicaciones y tres planes de acción operativos (2006-2009 y 2009-2013).

Pero, pese a estos considerables avances, la enfermedad sigue causando mucho sufrimiento tanto en Europa como en el resto del mundo. Hay tratamientos, pero no cura, y el VIH/sida sigue siendo una amenaza grave para la salud y la sociedad.

En contra de la tendencia mundial, en toda la región europea sigue aumentando el número de nuevos casos, sobre todo entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), el 42% de los nuevos casos diagnosticados en 2013. Pero además, tanto en la Unión Europea como en el Espacio Económico Europeo, al 47% de las personas infectadas se las diagnostica tarde. Eso significa que muchas no son conscientes de su situación, como se refleja en unos bajos índices de pruebas de cribado que a menudo obedecen al miedo a verse estigmatizado y discriminado.

No podemos permitirnos bajar la guardia.  Por mucho que hayamos ganado algunas batallas, la guerra continúa y la lucha contra el sida está lejos de haber terminado.  

De ahí que la Comisión haya prorrogado el Plan de Acción contra el VIH/sida hasta 2016: se trata de garantizar que la UE siga actuando. Pero todos debemos poner de nuestra parte.  Debemos llegar a los colectivos más difíciles de alcanzar y en situación de mayor riesgo: los HSH, los inmigrantes y las personas que se inyectan drogas.  Y los demás deben saber que no son inmunes: no en vano el 30% de las infecciones de VIH/sida se producen entre la población heterosexual.

Si queremos que nuestros niños y adolescentes lleguen a ser una generación sin sida, habrá que poner manos a la obra.   El objetivo último de erradicar esta terrible enfermedad solo puede alcanzarse si el VIH/sida se mantiene entre las grandes prioridades y su seguimiento sigue considerándose un asunto importante en toda Europa.

HIV/AIDS

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