Entre los años 2000 y 2006, la política de cohesión no solo gastó el 33% del presupuesto de la Unión Europea, sino que también fue una política que se enfrentó a un reto histórico y que ayudó a cambiar la historia. La ampliación de la UE con diez nuevos Estados miembros en 2004 agudizó las diferencias económicas y sociales de una forma inédita hasta entonces. La política debía responder a este desafío sin olvidar a los que seguían existiendo en la antigua Europa de los 15.