Por John F. Ryan, director en funciones de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea
El segundo Programa de Salud 2008-2013 demostró ser un instrumento útil para desarrollar y facilitar las políticas sanitarias de la UE. Ayudó a los Estados miembros a abordar cuestiones sanitarias clave financiando la determinación y difusión de buenas prácticas basadas en información y datos fehacientes. Así concluye una evaluación ex post externa e independiente, cuyos resultados se recogen en el informe de la Comisión aprobado esta semana y transmitido al Parlamento Europeo, el Consejo, el Comité Económico y Social Europeo y el Comité de las Regiones.
La evaluación ha confirmado la pertinencia del segundo Programa de Salud, sobre todo al apoyar las políticas sanitarias de la UE y las prioridades nacionales —fundamentalmente a través de la financiación de acciones comunes, proyectos y contratos de servicios— y al haber logrado una gran variedad de resultados valiosos, pero también ha analizado las enseñanzas extraídas, que contribuirán a maximizar el potencial de las acciones del actual Programa de Salud, el tercero, para que tengan efectos incluso más positivos en las políticas sanitarias de los Estados miembros.
Se ha elogiado también el segundo Programa de Salud por los progresos registrados en el apoyo al desarrollo de numerosos ámbitos de actuación importantes, como los de las enfermedades raras, el desarrollo de la capacidad de preparación y lucha contra las amenazas transfronterizas para la salud, las políticas de prevención contra las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas, la vigilancia de los trasplantes de órganos, la recogida de datos estadísticos sobre la salud y el desarrollo de instrumentos innovadores para la evaluación de la tecnología sanitaria, la salud en línea, etc.
Y sin embargo, la evaluación también señala ámbitos en los que cabría introducir mejoras para dotar al tercer Programa de Salud de un valor tangible aún mayor, a través de medidas tales como una vinculación más clara a las iniciativas políticas en curso, unos planes de difusión e iniciativas de seguimiento sostenibles, unos cambios políticos viables a medio plazo, un ámbito de aplicación perfectamente delineado y unos objetivos claramente definidos para cada una de las acciones, así como una "lógica de intervención" plausible que involucre a todos los socios pertinentes. Estas y otras recomendaciones se tendrán en cuenta para seguir mejorando el tercer Programa de Salud, que entra ahora en su tercer año de ejecución.
Según el informe, el Programa de Salud debe centrarse en acciones estrechamente vinculadas a las iniciativas políticas sanitarias con vistas a apoyar las prioridades generales de la Comisión, complementar las estrategias nacionales de los Estados miembros y ofrecer un elevado valor añadido de la UE. Debe buscar sinergias con otros programas sanitarios de la UE y fomentar la participación de todos los Estados miembros y de otros países que compartan los mismos principios y valores en materia de salud y que deseen sumarse a nuestros esfuerzos comunes.
La Comisión trabaja ahora de forma más concreta para lograr resultados significativos a pesar de las dificultades inherentes al establecimiento de prioridades —especialmente cuando el presupuesto disponible es modesto— y a la necesidad de garantizar que las acciones y sus resultados sean sostenibles. A tal fin, se han creado indicadores de seguimiento para vigilar el cumplimiento de los objetivos e informar regularmente sobre los éxitos y fracasos.
Ya hemos empezado por hacer hincapié en la transferencia de conocimientos y la difusión de las realizaciones y los resultados del Programa para su aplicación efectiva en y por los Estados miembros. Y estamos colaborando más estrechamente con las partes interesadas, comunicándonos de manera más abierta y con mayor frecuencia con ellas y promoviendo los resultados y beneficios del Programa de Salud.
