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por John F. Ryan, director de Salud Pública en funciones de la Comisión Europea

por John F. Ryan, director de Salud Pública en funciones de la Comisión Europea

Hace dos años se adoptó la Decisión 1082/2013/UE, sobre las amenazas transfronterizas graves para la salud, con el requisito de presentar al Parlamento Europeo y al Consejo antes de noviembre de 2015, y a partir de ahí cada tres años, un informe sobre su aplicación. 

El primero de estos informes, adoptado el 7 de diciembre de 2015, señala tanto los aspectos que van bien como los que no, pero, en general, concluye que la aplicación de la Decisión ha mejorado la seguridad sanitaria en la UE y la protección de los ciudadanos ante las enfermedades transmisibles y otros peligros biológicos, químicos y ambientales. 

La Decisión obliga a los Estados miembros a informar periódicamente de su estado de preparación, lo cual fortalece la coordinación de la UE en la gestión de riesgos.

La Decisión también contempla la evaluación del riesgo y la gestión de las amenazas transfronterizas a la salud aparte de las enfermedades transmisibles, contribuye a desarrollar y aplicar la adquisición conjunta de productos médicos de respuesta sanitaria y establece un mandato legal sólido del Comité de Seguridad Sanitaria.

Unos avances como estos a veces solo son posibles tras la experiencia de dificultades anteriores. Por ejemplo, el Acuerdo de Adquisición Conjunta de Contramedidas Médicas y Vacunas fue el resultado de un problema de carencia de vacunas durante la epidemia de gripe aviar H5N1 en 2005-2006.  Y el Cuerpo Médico Europeo, que deberá crearse el 15 de febrero de 2016, resulta asimismo de las dificultades que encontramos en la lucha contra el ébola para destinar personal sanitario a los países afectados.

Pero siempre surgen nuevos retos, algunos de manera inesperada, otros latentes en el ambiente. El actual brote del virus del Zika es un buen ejemplo. La resistencia a los antibióticos también está en nuestro punto de mira desde hace años y es una de las mayores amenazas a la salud pública que hemos tenido nunca.  Actualmente estamos en el último año del plan de acción quinquenal de la Comisión contra la resistencia a los antimicrobianos y, aunque se ha avanzado, queda mucho por hacer.

Por ello la Comisión colaboró en la organización del primer taller transatlántico sobre las redes de ensayos clínicos en materia de resistencia a los antimicrobianos el 22 de enero de 2016, y se congratula de la Conferencia Ministerial sobre el mismo tema que organiza la Presidencia neerlandesa los días 9 y 10 de febrero de 2016.

Al mismo tiempo, la Comisión está analizando su estrategia de los próximos años contra la resistencia a los antimicrobianos, que complementará el Plan de Acción Mundial de la Organización Mundial de la Salud.

El próximo informe de aplicación de la Decisión 1082/2013/UE se presentará a finales de 2018.  Lo que en él se recoja, que reflejará si hemos actuado bien en la lucha contra la resistencia a los antibióticos y otras amenazas transfronterizas graves para la salud, depende en gran medida de nuestra eficacia al fortalecer la preparación y la capacidad de respuesta a estas amenazas no solo a escala de la UE sino también internacional.

Cross-border threats to health

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