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por Aljona Kurbatova, jefa del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Prevención del Consumo de Drogas del Instituto Nacional de Desarrollo Sanitario

por Aljona Kurbatova, jefa del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Prevención del Consumo de Drogas del Instituto Nacional de Desarrollo Sanitario

Mucha gente cree que la tuberculosis es cosa de otros tiempos. Pero en realidad hay pocas probabilidades de que llegue a erradicarse ni siquiera en este siglo. Según el informe mundial de la OMC sobre la tuberculosis de 2014, en 2013 segó la vida de un millón y medio de personas, y lo que resulta demoledor es pensar que estas muertes podían haberse evitado.  

Se calcula que en 2013 contrajeron la tuberculosis nueve millones de personas, y 480.000 de ellas en su forma multirresistente, que es una amenaza cada vez mayor. En treinta países de la UE o el EEE se registraron 64.844 casos. Es un 6% menos que en 2012 pero, por otro lado, los casos de tuberculosis multirresistente y ultrarresistente van en aumento.

El uso de medicamentos inyectables es un factor importante en las epidemias de tuberculosis asociadas al VIH, especialmente en Europa Oriental. Aunque algo se ha avanzado, no se hace lo suficiente para abordar los problemas de los colectivos más vulnerables, como los adictos a drogas inyectables.

Estas personas tienen alto riesgo de contraer el VIH y la tuberculosis ya que suelen juntarse factores como la carencia de hogar, la cárcel o la malnutrición. El estigma que padecen en su vida diaria aumenta su vulnerabilidad.  Pero con el apoyo adecuado y con personal experimentado pueden seguir un tratamiento a largo plazo y obtener unos resultados clínicos comparables a los de los demás.

No existe un modelo único de integración de servicios. En cada país o incluso cada municipio las soluciones pueden ser distintas. Pero hay varias iniciativas modélicas, como la londinense Find and Treat Services, que busca servicios, o los encuentros temáticos, en Bulgaria, que se dirigen a los más vulnerables en un tono festivo para que se preocupen más por su salud.

Para fomentar la igualdad sanitaria tenemos que reconocer que los colectivos vulnerables tienen el mismo derecho a una sanidad de calidad que los demás y empezar a actuar en consecuencia. Los profesionales sanitarios y sociales, en colaboración con las organizaciones de la sociedad civil, deben acercar los servicios a los interesados mejorando la labor de divulgación, la asistencia individualizada y la motivación. Varias iniciativas europeas financiadas dentro del Programa de Salud han demostrado que eso es posible.

La tuberculosis es una prioridad del tercer Programa de Salud (2014-2020) y un problema de seguridad sanitaria que requiere una respuesta de la UE para prevenirla y fomentar la salud y los ambientes favorables, teniendo en cuenta el principio de "salud en todas las políticas". Si damos la respuesta apropiada, podemos lograr lo que tantos creen que ya se ha logrado: erradicar definitivamente la tuberculosis.