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por Isabel Jonet, presidenta de la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA)

por Isabel Jonet, presidenta de la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA)

En la UE se tiran al año cerca de 90 millones de toneladas de alimentos (estimación de 2006), mientras 55 millones de personas sufren pobreza alimentaria.

La donación de alimentos es un elemento esencial de las soluciones europeas tanto para reducir el desperdicio como para aliviar la pobreza alimentaria y la exclusión social.

Esta es la principal misión de los bancos de alimentos, organizaciones no lucrativas cuyos voluntarios recuperan alimentos excedentarios seguros de la cadena de suministro y los redistribuyen a organizaciones caritativas que ayudan a los necesitados. Por ejemplo, la Fondazione Banco Alimentare Onlus, en Italia, recoge los excedentes alimentarios de los restaurantes y puestos de comida de los pabellones de la Expo Milano 2015, o en la conferencia de la Comisión "Contra el derroche de alimentos, alimentar el Planeta", que se celebrará el 15 de octubre.

Además del esfuerzo cotidiano de los bancos de alimentos para sensibilizar a las empresas del sector alimentario, las administraciones públicas y la sociedad civil, un criterio europeo armonizado facilitaría el acceso a los alimentos y aportaría beneficios significativos a los colectivos mencionados en términos de eficiencia en el uso de recursos y seguridad alimentaria, además de beneficios económicos a los operadores. Algunas recomendaciones:

  • Mayor claridad de la legislación alimentaria (por ejemplo, sobre fechas de caducidad), la higiene alimentaria y la base del IVA en la UE y los Estados miembros.
  • Incentivos fiscales o financieros para que la donación de excedentes alimentarios no salga más cara que su uso para otros fines.
  • Guías de donación de las empresas a las organizaciones caritativas que aclaren la responsabilidad y animen a las empresas a integrar mecanismos de redistribución en sus cadenas de suministro.
  • Apoyo financiero a los bancos de alimentos para aumentar su capacidad operativa e incluir la transformación de productos frescos o los costes de transporte.

Para abordar tal variedad de problemas, en algunos casos deficiencias, y definir nuevas oportunidades que contribuyan a garantizar la disponibilidad de un excedente alimentario seguro para los necesitados, es necesaria una colaboración activa entre todos los interesados, por ejemplo a través del grupo de trabajo sobre la pérdida y el despilfarro de alimentos presidido por la DG de Salud y Seguridad Alimentaria (SANTE).

Unamos nuestras fuerzas para asegurarnos de que los alimentos excedentarios buenos y seguros vayan a los más necesitados en vez de al cubo de la basura.