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Por João Manuel Valente Nabais, presidente de IDF Europa

Por João Manuel Valente Nabais, presidente de IDF Europa

La diabetes ha alcanzado proporciones epidémicas, y no solo en la Unión Europea. En 2012 cerca de 32 millones de personas padecían esta enfermedad en la UE. Los Estados miembros destinan, como media, un 10% del gasto sanitario al tratamiento de la diabetes y sus complicaciones, aunque en algunos países este número se eleva hasta un 20%.

Durante la última década, los principales factores de la epidemia de la diabetes han sido el aumento de las tasas de obesidad, los estilos de vida cada vez más sedentarios y el envejecimiento de la población. La crisis económica y financiera también ha dificultado el acceso al tratamiento de la diabetes, ya que la mayoría de los Estados miembros, dentro de sus medidas de austeridad, han reducido el presupuesto destinado a la sanidad.

En un estudio que se publicará este mes, la sección europea de la Federación Internacional de la Diabetes señala las grandes disparidades dentro de Europa para acceder a medicamentos y dispositivos sanitarios de calidad en el tratamiento de la diabetes. People with diabetes rely on continuous access to treatment to manage their life-long condition. El problema de una diabetes mal controlada es evidente tanto para las personas que la padecen, ya que reduce su calidad de vida, como para los sistemas sanitarios, puesto que ocasiona un aumento de los costes.

Muchas de las complicaciones de la diabetes, como las enfermedades de corazón, las insuficiencias renales y los problemas en los pies podrían evitarse con el diagnóstico oportuno, la educación de pacientes y profesionales, y una asistencia multidisciplinaria y global a largo plazo.

Son fundamentales las iniciativas para abordar los factores de riesgo, como la mala alimentación y la inactividad física, y en el compromiso de la Comisión con los Estados miembros y los interesados para promover dietas saludables y atajar la obesidad están implicados varios sectores: servicios sanitarios y sociales, educación, agricultura, medios de comunicación, movilidad urbana y actividad física. El fomento de estilos de vida más sanos no puede recaer únicamente en las políticas públicas y en el sector sanitario. Además, esas iniciativas deben completarse con políticas dirigidas a cuestiones estructurales subyacentes a la epidemia de diabetes para garantizar, por ejemplo, la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y el acceso a la asistencia de calidad.

Es de esperar que iniciativas a escala de la UE, como la acción conjunta para las enfermedades crónicas, con un programa de trabajo dedicado exclusivamente a la diabetes, así como el plan de acción sobre obesidad infantil, impulsarán la colaboración entre los Estados miembros de la UE y todos los interesados para desarrollar una respuesta política global e intersectorial a la epidemia de diabetes. 

Es fundamental que la inversión en asistencia, investigación y prevención relacionadas con esta enfermedad se considere un requisito previo para conseguir una sociedad más saludable y productiva y un factor clave para el crecimiento económico a largo plazo.

Diabetes

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