Por Nathalie Chaze, jefa de la Unidad de Sistemas de Atención Sanitaria, Dirección General de Salud y Consumidores, Comisión Europea

Cada país es responsable de fijar su política sanitaria y gestionar sus servicios de salud. El Tratado de Lisboa insta a la Unión Europea a complementar la acción de los Estados miembros impulsando la cooperación entre ellos y apoyando su acción. De hecho, desde hace unos años la UE apoya cada vez más los esfuerzos de los Estados miembros en favor de la sostenibilidad y la eficiencia de sus regímenes sanitarios.

Obviamente, la UE colabora estrechamente con los países cuya difícil situación económica los hace beneficiarios de los programas de ayuda financiera, como Grecia y Portugal. Con estos programas, la Comisión Europea les ayuda a establecer y aplicar medidas para reducir las desigualdades en sus sistemas sanitarios y volver a la senda de la recuperación económica.

Pero la UE también aborda los sistemas sanitarios desde una perspectiva mucho más amplia. Así, los Estados miembros y la Comisión participan desde 2011 en un diálogo común con el objetivo de determinar fórmulas eficaces de invertir en la salud. A finales de este año, este esfuerzo se habrá concretado en orientaciones y recomendaciones que muestren cómo lograr unos sistemas sanitarios modernos, receptivos y sostenibles.

Ahora contamos con el Semestre Europeo : un ciclo de coordinación de las políticas económicas para alcanzar la estabilidad y el crecimiento. Los Estados miembros aprovechan la oportunidad que les brinda como foro de debate global sobre las reformas que les atañen, entre las que, por supuesto, figuran las de sus sistemas sanitarios. En este contexto, es importante reconocer la notable contribución de los sistemas sanitarios al crecimiento, plasmada, entre otras cosas, en el gran número de personas cualificadas que emplean, las redes de seguridad que ofrecen a la sociedad o su aportación a la investigación y la innovación.