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¿Por qué es el desarrollo y la selección eficaz de proyectos una parte tan importante del proceso LEADER? Podría parecer obvio que es a través de la actividad de los proyectos como los GAL alcanzan sus objetivos, pero en realidad es solo por medio de unos procesos eficaces de desarrollo y selección de proyectos como los GAL pueden elegir y apoyar aquellos proyectos que más contribuyan a alcanzar los objetivos de sus estrategias de desarrollo local (EDL). Se necesitan, por tanto, los proyectos adecuados para obtener los resultados deseados.
La selección de proyectos para ejecutar la estrategia es, en consecuencia, una de las funciones estratégicas más importantes que los GAL llevan a cabo, y, en este sentido, es vital que se diseñe de una manera cuidadosa para armonizarla con la propia estrategia de desarrollo local. Hay que tener en cuenta, a este respecto, cuatro elementos principales —antes de proceder a la propia fase de selección:
La animación y el desarrollo de proyectos es un proceso estratégico. La manera en la que se desarrollen los proyectos puede tener una influencia muy considerable sobre el tipo y la calidad de los proyectos presentados, y su capacidad de cumplir los objetivos de la estrategia de desarrollo local. Los GAL deberán, por tanto, diseñar y emplear un proceso de desarrollo de proyectos que promueva y apoye los tipos de proyectos que sean capaces de satisfacer las prioridades establecidas.
Los criterios de selección deberán fijarse en las disposiciones de gestión de la estrategia de desarrollo local, y habrán de ser coherentes, y estar directamente relacionados, con el análisis territorial y la lógica de intervención de la estrategia de desarrollo local, así como con los objetivos SMART [1] y los indicadores de seguimiento y evaluación propuestos. Estos deberán incluir criterios tanto técnicos como de calidad.
Garantizar la transparencia del procedimiento de solicitud y selección resulta de la mayor importancia para mantener la motivación y la confianza de los actores locales. Los procedimientos y criterios de solicitud y de adopción de decisiones deberán quedar claramente establecidos en la documentación relativa a la solicitud y en cualquier material publicitario asociado; además, y siempre que sea posible, el personal deberá intentar velar por que toda esta información sea claramente comprensible. Si bien los procedimientos en sí son importantes, también lo es la manera de aplicarlos en la práctica, para lo que es esencial que el GAL cumpla con sus promesas y lo comunique de una manera clara a los solicitantes.
Ejemplo de Escocia (Reino Unido): Proceso de solicitud de proyectos en varias etapas y sistema de seguimiento continuo
Ejemplo de Grecia: Normas y metodologías claras para garantizar una integración multisectorial en las estrategias locales
[1] Specific, Measurable, Achievable, Realistic and Time bound (específicos, mensurables, alcanzables, realistas y limitados en el tiempo): P. Drucker.
Una vez haya aprobado el GAL su estrategia de desarrollo local y empiece a ponerla en práctica, el siguiente paso en el proceso de desarrollo es la preparación y selección de los proyectos a través de los cuales se aplicará la estrategia de desarrollo local.
¿Cómo garantiza el GAL que se inicien, desarrollen y seleccionen los proyectos «adecuados», es decir, aquellos que no solo sean coherentes con la consecución de los objetivos de la estrategia de desarrollo local, sino que mejor contribuyan a los mismos? ¿Cómo puede el GAL desarrollar proyectos de éxito? ¿Cuáles son las principales consideraciones a tener en cuenta? ¿Qué herramientas pueden utilizar?
Obviamente, es lógico que los GAL «dirijan» este proceso de desarrollo, a fin de promover el tipo adecuado de solicitudes y orientar dicho proceso hacia proyectos de éxito que contribuyan a las prioridades de la estrategia de desarrollo local.
La primera cosa que el GAL tendrá que analizar es el contexto en el que se estén desarrollando los proyectos, ya que es posible que la demanda de proyectos no coincida necesariamente con los objetivos del GAL y de su estrategia de desarrollo local.
Y es que puede que haya, efectivamente, una elevada demanda de proyectos, pero que estos no coincidan con la estrategia de desarrollo local o con sus objetivos: por ejemplo, proyectos inapropiados o genéricos que carezcan de un enfoque estratégico o de una conexión con la estrategia de desarrollo local. En este caso, el GAL tendrá que trabajar con los solicitantes, informando, animando y orientando, e incentivándolos para que presenten tipos más «adecuados» de propuestas y apoyando activamente su desarrollo.
También es posible que haya escasez de proyectos, bien sea por falta de impulso o motivación: por ejemplo, cuando existan dificultades económicas y poca financiación complementaria. En estos casos, el GAL puede impulsar la actividad apoyando el refuerzo de las capacidades y llevando a cabo actuaciones que reporten un «éxito inmediato», es decir, proyectos pequeños capaces de convertirse rápidamente en acciones, en resultados y en dinamismo a nivel local.
Las mejores ideas pueden ser las más difíciles de aplicar desde la perspectiva del GAL y de los promotores del proyecto. Los proyectos innovadores tienden a ser más difíciles, ambiciosos y complejos, y pueden ser también más incómodos para los actores locales, ya que requieren a menudo entrar en contacto con otras ideas o iniciativas, hacer nuevos contactos o adaptarse a nuevos contextos, todo lo cual incrementa la complejidad de la aplicación.
Comunicar la estrategia de desarrollo local y sus objetivos, así como los criterios de selección, constituye, por tanto, una actividad clave de animación de los GAL para generar proyectos adecuados y de calidad que contribuyan a la consecución de los objetivos.
Existen dos enfoques principales que los GAL pueden emplear a la hora de generar proyectos: proactivo o reactivo (aunque en realidad muchos GAL adoptarán una vía intermedia).
Apoyar activamente el desarrollo de proyectos y a los actores del desarrollo constituye uno de los factores clave que diferencia a LEADER y otras iniciativas de desarrollo territorial de otros enfoques generales más convencionales. Se favorece, por tanto, la proactividad en el marco del enfoque general, particularmente por los efectos positivos que tiene sobre la calidad de los proyectos, al sensibilizar sobre la importancia de la estrategia de desarrollo local y los tipos de proyectos buscados, y al apoyar posteriormente su desarrollo y ejecución.
Por muy bien que se haga, el hecho de proporcionar información no es quizá suficiente por sí mismo para generar unos sólidos proyectos estratégicos. Esta parte del proceso LEADER necesita una gestión firme, estratégica y proactiva para que surjan proyectos de buena calidad. Aparte de una eficaz labor de información y comunicación, los GAL pueden utilizar un amplio abanico de herramientas para apoyar el desarrollo de proyectos estratégicos, como:
Este apoyo anterior a la fase de selección de proyectos resulta absolutamente crucial a la hora de garantizar que en el proceso de selección se presenten los proyectos más adecuados: después de todo, el principal objetivo del desarrollo local es apoyar proyectos eficaces que ayuden a aplicar la estrategia de desarrollo local.
Existen dos modalidades o estrategias principales para elaborar y seleccionar las solicitudes de proyectos:
Aquí vamos a tratar la primera modalidad, es decir, una convocatoria de proyectos convencional. A la hora de prepararse para realizar este tipo de convocatorias, los GAL tienen que analizar cuáles son los métodos que encajan mejor con su estrategia de desarrollo local entre los tres siguientes:
En los primeros dos casos, los proyectos se suelen elegir en función de los criterios de selección definidos en la estrategia de desarrollo local, mientras que en el tercer caso los criterios se pueden modificar entre una y otra convocatoria a fin de adaptarse a las necesidades cambiantes o a consideraciones de índole presupuestaria.
Por lo general, es deseable optar por un proceso de solicitud en dos etapas. Recurrir a una manifestación de interés o a una petición preliminar de información básica puede ayudar a cribar propuestas no admisibles o no adecuadas, antes de gastar en ellas un tiempo y unos recursos valiosos.
Los proyectos que se rechacen en esta etapa pueden, o bien adaptarse para que encajen mejor con las prioridades de la estrategia de desarrollo local, o bien redireccionarse hacia otras fuentes más apropiadas de financiación. En cuanto a las solicitudes aceptadas, los formularios de manifestación de interés proporcionan una información que será de gran ayuda para los GAL y su personal, y que les permitirá ponerse en contacto con los promotores de los proyectos en su momento; dichos formularios podrán también proporcionar orientación y apoyo posteriormente, cuando llegue el momento de elaborar plenamente la solicitud.
Los GAL pueden introducir en todos los casos algunos elementos para orientar específicamente las convocatorias; así, este tipo de convocatorias puede hacer referencia a:
En estos dos últimos casos es importante tener en cuenta el principio de proporcionalidad a la hora de tomar las decisiones relacionadas con los proyectos.
Los GAL deberán recurrir a dos tipos principales de criterios para adoptar decisiones respecto a los proyectos:
En los casos en los que el CLLD esté siendo implementado en el marco de otros Fondos EIE, se necesita una estrecha coordinación entre los fondos y la estrategia de desarrollo local, lo que implica una sólida armonización entre los criterios de admisibilidad.
Los criterios generales de admisibilidad a nivel del PDR son los criterios esenciales que todos los proyectos deberán cumplir para poder ser admitidos en una ulterior evaluación cualitativa. Estos criterios hacen referencia por norma general a las actividades, los beneficiarios y el gasto admisible. Los criterios se suelen valorar normalmente por medio de una evaluación técnica, sin aplicar ningún valor umbral, y siendo la decisión irrevocable. Parte de esta evaluación puede ser llevada a cabo o bien por la autoridad de gestión o por el GAL, dependiendo del sistema de aplicación empleado; en todos los casos, la responsabilidad última de garantizar la admisibilidad reside en la autoridad de gestión.
Los criterios de admisibilidad específicos de la estrategia de desarrollo local tienden a estar más asociados con los objetivos de la estrategia en lo que se refiere al territorio, los beneficiarios o los tipos de actividades apoyadas. Dichos criterios suelen ser aplicados por el GAL para garantizar que la actividad del proyecto sea coherente con la estrategia de desarrollo local.
Es importante que los criterios de admisibilidad se apliquen a los proyectos lo antes posible en la fase de solicitud. Dichos criterios deberán comunicarse claramente a través de los materiales publicitarios y los relativos a la propia solicitud, para que las normas sean conocidas por todos. Los proyectos deberán ser luego filtrados en función de dichos criterios, idealmente en una manifestación de interés o en una primera fase de la solicitud. Con ello se evitarán esfuerzos inútiles en el desarrollo del proyecto, y se permitirá además modificar las propuestas de proyectos en caso necesario.
La orientación y el apoyo constantes al desarrollo de proyectos deberá tener por objetivo garantizar que las solicitudes en su conjunto respeten los parámetros de admisibilidad acordados, o que los elementos o problemas que surjan posteriormente en el proceso de desarrollo, por ejemplo, los permisos necesarios, se aborden o resuelvan antes de presentar el proyecto para que se adopte una decisión formal sobre el mismo.
Existe una clara división de tareas entre el GAL y la AG. La evaluación cualitativa de los proyectos es responsabilidad de los GAL: en principio, los GAL aplican únicamente los criterios de selección de su estrategia de desarrollo local. La AG no puede, por su parte, imponer criterios de selección adicionales del PDR una vez haya sido aprobada la estrategia de desarrollo local, ya que con ello se correría el riesgo de que dichos criterios influyeran en la decisión final del GAL.
En el marco del Reglamento de disposiciones comunes (RDC) 2014-2020, los GAL tienen la obligación de elaborar, definir y establecer los criterios de selección de proyectos relativos a su estrategia de desarrollo local. Las buenas prácticas indican igualmente que los GAL deberían incluir los criterios de selección en el plan de acción de su estrategia de desarrollo local. Los criterios de selección deberán adaptarse a las especificidades de la zona, y diseñarse con el fin de que puedan evaluar la pertinencia y la contribución de las propuestas de proyectos a la estrategia, a sus grupos destinatarios y a sus objetivos. Los criterios se podrán afinar posteriormente en las convocatorias de propuestas de proyectos, para incluir aspectos que sean específicos a un tipo de actividad, territorio o grupo destinatario.
Estos criterios deberán poder orientar el proceso de toma de decisiones del GAL, algo que implica juicios o decisiones tanto cualitativos como cuantitativos sobre la pertinencia o idoneidad del proyecto. He aquí algunos de los criterios que se podrían utilizar:
A fin de que los GAL puedan adoptar decisiones objetivas utilizando estos criterios, resulta esencial que los mismos sean mensurables y sistemáticamente reproducibles.
Ejemplo de irlanda: «Hacer que los objetivos de la estrategia de desarrollo local sean fácilmente mensurables»
Aparte de los juicios o decisiones sobre la idoneidad del proyecto con respecto a su potencial contribución a los objetivos de la estrategia de desarrollo local, resulta necesario también analizar si el proyecto es realmente ejecutable. Para ello se requiere un conjunto adicional de comprobaciones técnicas esenciales que todos los GAL deberían llevar a cabo, y para las que habría de establecerse una serie de criterios, como, por ejemplo:
El objetivo de diseñar criterios de selección específicos a una estrategia de desarrollo local es optimizar el proceso de toma de decisiones que ayuda a los GAL a seleccionar y a conceder una financiación adecuada a aquellos proyectos que puedan contribuir con la mayor eficacia a la consecución de sus prioridades estratégicas de una manera imparcial, coherente y transparente. De ello se deduce, por tanto, que el proceso y los criterios deberán desarrollarse de una manera conjunta y coordinada con la estrategia de desarrollo local y su plan de ejecución asociado, y que el GAL deberá acordar los criterios antes de su presentación y aplicación.
El uso eficaz de una manifestación de interés o de un proceso de preselección racionaliza de una manera significativa el proceso de toma de decisiones. Resulta igualmente esencial establecer unos criterios claros en esta fase; dichos criterios consistirán normalmente en un subconjunto simplificado de los criterios de selección, que se utilizarán como una base para filtrar las propuestas, proporcionar comentarios a los solicitantes y orientar el desarrollo y el apoyo de los proyectos.
Estos son los criterios mínimos de selección que por lo general deberían incluirse específicamente para una estrategia de desarrollo local:
Un enfoque eficaz para diseñar el proceso y los criterios de selección es delegar esta actividad en un subgrupo del GAL.
A la hora de elaborar los criterios de selección de la estrategia de desarrollo local, es importante que el GAL tenga debidamente en cuenta los diferentes tipos y escalas de proyectos y solicitantes de proyectos, así como los niveles de apoyo financiero solicitados. Este aspecto resulta de considerable importancia para las actuaciones o beneficiarios a pequeña escala, donde, si se establecen unos requisitos muy elevados, estos podrían superar a los beneficios potenciales y tener, por tanto, un efecto disuasorio. Todo ello deberá equilibrarse, por supuesto, con el rigor requerido en la gestión y por la necesaria obligación de rendir cuentas.
Los criterios deberán permitir que los GAL apliquen el principio de proporcionalidad en su toma de decisiones, ya que la manera en la que se diseñen y apliquen los criterios puede permitir a los GAL afinar la ejecución de su estrategia de desarrollo local en línea con las prioridades. Por ejemplo, en el caso de los proyectos más pequeños, los GAL podrían plantearse la posibilidad de establecer umbrales más bajos o un conjunto de criterios modificados o diferenciados. La ponderación dada a diferentes criterios de selección también puede variar según el tamaño o la naturaleza de las solicitudes, por ejemplo, en lo que respecta a la cantidad de pruebas o evidencias requeridas para las solicitudes de menor entidad. La proporcionalidad puede abordarse también por la manera en que se apliquen los criterios, por ejemplo, en el grado de precisión o flexibilidad que se otorgue a los criterios y a su aplicación.
A la hora de diseñar los criterios de selección, los GAL tienen que analizar cómo se aplicarán estos en la práctica, esto es, cómo se formularán los juicios u opiniones en el proceso de toma de decisiones. Uno de los enfoques más comunes consiste en puntuar los proyectos en función de una lista de comprobación o según unas matrices; ello implica, por tanto, que los GAL valoren en función de unos criterios. A fin de proporcionar una sólida base sobre la que justificar las decisiones, se han de diseñar de una forma muy cuidadosa los criterios que servirán para evaluar las solicitudes.
A la hora de diseñar los criterios, los GAL deberán, por tanto, analizar su:
Muchos de los aspectos clave de la selección de proyectos, así como de los objetivos, principios, organismos e individuos que participan en la misma, han quedado establecidos en las secciones previas del presente documento. La sección actual abordará, pues, algunos puntos específicos adicionales sobre la selección de proyectos y reforzará algunos de los aspectos tratados anteriormente.
Proporcionar información, por muy buena y abundante que esta sea, no es quizá suficiente por sí mismo para generar unos sólidos proyectos estratégicos. Esta parte del proceso LEADER requiere de una gestión rigurosa, estratégica y proactiva para que realmente surjan proyectos de calidad.
La documentación deberá estar diseñada de tal manera que permita ayudar a los solicitantes a comprender los objetivos de la estrategia de desarrollo local, así como el proceso y los criterios que se van a aplicar. Durante las fases de animación y apoyo al desarrollo de proyectos, el personal deberá, siempre que sea posible, velar por que dichos procedimientos y criterios sean claramente comprensibles.
Garantizar la transparencia del procedimiento de solicitud resulta de una importancia crucial para mantener la motivación y la confianza de los actores locales. Las disposiciones de gestión de la estrategia de desarrollo local deberán, por tanto, establecer claramente tanto los criterios de selección como el proceso a través del cual se aplicarán dichos criterios. Todos estos criterios y procedimientos deberán estar claramente definidos en la documentación relativa a la solicitud y en cualquier publicidad relacionada.
Si bien los procedimientos son importantes en sí mismos, también lo es su aplicación en la práctica; para ello resulta esencial que el GAL cumpla con sus promesas y que lo comunique claramente a los solicitantes. Es importante mantener una comunicación fluida con los promotores de proyectos para que estos puedan mejorar o modificar sus propuestas, o comprender por qué otro programa o enfoque podría ser más apropiado que LEADER. Convendría plantearse, en este sentido, la posibilidad de aplicar un proceso de solicitud en dos fases.
Los criterios de selección son aplicables en todas las fases del proceso: constituyen, efectivamente, un elemento fundamental de los procesos de animación, preselección, desarrollo y selección de proyectos, y forman parte igualmente del proceso de diseño de la estrategia de desarrollo local. Son también un vínculo vital entre las actuaciones de los proyectos y la estrategia de desarrollo local, entre las necesidades que esta aborda y los resultados buscados. Los criterios de selección proporcionan al GAL una herramienta clave de gestión para orientar la ejecución y la consecución de su estrategia. Por tanto, los criterios no deberían ser únicamente utilizados por los GAL a la hora de adoptar sus decisiones, sino también por los solicitantes y por el personal del GAL a lo largo de todo el proceso.
Es en función de estos criterios como se decide, en última instancia, qué proyectos financiar y, en muchos casos, la cuantía de la financiación. Los GAL utilizan una variedad de procesos diferentes para adoptar decisiones, por lo que los criterios habrán de aplicarse también de manera diferente: algunos GAL asignarán formalmente unos votos o una puntuación, y/o los recogerán en una matriz o plantilla; otros GAL se pondrán a debatir proyectos en función de los criterios hasta alcanzar una opinión consensuada; en algunos casos, el análisis en función de los criterios puede llevar a que se impongan unas recomendaciones o condiciones a la proyectos antes de concederles apoyo.
Sea cual sea el proceso de toma de decisiones empleado, deberá quedar registrado para proporcionar una prueba o documentación verificable que justifique la decisión; en ella se deberá mostrar que los criterios de selección de proyectos se han utilizado de una manera rigurosa, reproducible y coherente, y que se han seguido los procedimientos especificados, por ejemplo, en lo que respecta a los conflictos de interés o al quórum del GAL para la adopción de decisiones.
Integrando la elaboración de los criterios de selección en el proceso de ejecución de la estrategia de desarrollo local en su conjunto, y vinculando dichos criterios a los objetivos e indicadores, se refuerza la capacidad del GAL para supervisar el progreso de cada uno de los proyectos y su contribución a la estrategia de desarrollo local. Ello sirve de base, a su vez, para una revisión constante de los progresos de la estrategia de desarrollo local y, en caso necesario, puede servir también de justificación para modificar los criterios a fin de responder de una manera transparente a la evolución de las necesidades o de la ejecución de la estrategia.
El proceso de evaluación de proyectos de los GAL deberá comprender algún tipo de sistema estructurado de calificación que aborde los aspectos tanto cualitativos como cuantitativos, sistema que se puede utilizar para juzgar las solicitudes en función de unos umbrales o como medio de calificar y comparar. Un modelo ampliamente utilizado es asignar una puntuación a cada criterio de selección de proyectos, esto es, calificar la medida en la que el proyecto implementa o consigue cada criterio. La puntuación puede ser un ejercicio llevado a cabo por el personal y posteriormente debatido y confirmado por el consejo o por el subcomité de evaluación de proyectos, o bien puede ser (y de hecho a menudo lo es) realizado directamente por los miembros del personal. Este tipo de enfoque puede ser más necesario en las fases posteriores del período de programación, cuando los recursos se hacen más escasos y los umbrales de aprobación aumentan necesariamente.
Muchos GAL cuentan con un proceso continuamente abierto de convocatoria de solicitudes de proyectos, así como un ritmo continuo (quizá mensual) de evaluación de proyectos y toma de decisiones. Se trata de un modelo que dificulta la comparación de la calidad de las solicitudes entre las diferentes reuniones de evaluación, un problema que se puede aliviar organizando convocatorias temáticas de solicitudes, especialmente sobre aquellos temas en los que los recursos sean escasos y solo se puedan ejecutar unos pocos proyectos durante todo el período de programación o en una fase posterior del período de ejecución, por ejemplo, tras una revisión de la estrategia de desarrollo local.
Si bien muchas solicitudes de proyectos parecen excelentes sobre el papel, los autores de las solicitudes o las organizaciones solicitantes a veces son simplemente incapaces de ejecutarlas. Corresponde al personal del GAL explorar y comprender el perfil de los candidatos, llevar a cabo un sencillo análisis de viabilidad o de riesgos, e informar de ello al consejo del GAL para orientarles en la toma de decisiones. He aquí una serie de aspectos que merece la pena comprobar y cuya presentación puede hacerse obligatoria en forma de documentos adjuntos a la solicitud del proyecto:
El apoyo a la innovación requiere adoptar decisiones que sean tolerantes con el riesgo. A veces las mejores ideas surgen de una manera completamente inesperada: nadie podría habérselas imaginado con anterioridad. Las estrategias LEADER y sus procesos asociados deberán ser, por tanto, lo suficientemente flexibles como para incluir incluso las ideas de proyectos más innovadoras —tras comprobar, por su puesto, que cumpla con los requisitos legales del programa de desarrollo rural nacional.
Ejemplo de Finlandia: Formulario de evaluación de proyectos utilizado por el GAL Joutsenten Reitti
Resulta vital apoyar la transición entre la idea, la selección y la ejecución del proyecto, algo que han comprendido bien los GAL de éxito y que les lleva a procurar que los proyectos mejoren su adaptación o encaje con la estrategia de desarrollo local, así como su realismo y aplicabilidad. Todos los buenos proyectos necesitan tiempo para desarrollarse, algo que los GAL deben tener en cuenta en sus procesos de animación, solicitud y toma de decisiones, a fin de que los proyectos de alto valor se vean coronados por el éxito.
Una vez el consejo del GAL haya aprobado un proyecto LEADER, no se deberá dejarlo solo en la fase de ejecución. Y es que la misión principal de los GAL es precisamente ayudar a los proyectos y a sus ejecutores, y proporcionarles apoyo desde la primera idea de proyecto hasta la última solicitud de pago.
Muchos GAL envían un dosier informativo sobre las tareas que implica la gestión diaria del proyecto a los promotores del proyecto justo después de la aprobación del mismo. Dicho paquete puede presentarse bajo la forma de un archivo o clasificador que facilite también la tarea de documentar el proyecto, con pestañas cuyos títulos indiquen la información y los documentos que hay que recabar y mantener para posibles visitas de control o inspección de las autoridades.
Un personal del GAL responsable deberá asistir a las reuniones de proyectos lo más a menudo posible. La reunión más importante es la inicial, en la que se acuerdan, por ejemplo, los procedimientos financieros del proyecto. Si asiste a estas reuniones y explica las condiciones de financiación de LEADER, al personal del GAL le será más fácil impedir que el solicitante cometa errores en la gestión de proyecto. También es útil que, en los períodos que transcurren entre las diferentes reuniones, el personal del GAL se encuentre fácilmente disponible a través del teléfono o por correo electrónico, para responder a cualquier pregunta urgente que puedan plantearle los promotores del proyecto.
A continuación, citamos una serie de guías e informes sobre la supervisión y la evaluación de LEADER que podrían serle de utilidad.