Al tiempo que la crisis alimentaria global se mantiene en máximos alarmantes, la Unión Europea está intensificando sus acciones para minimizar el sufrimiento de las comunidades vulnerables.

Historias de cambios positivos

Todas las estadísticas del hambre en el mundo tienen detrás historias de gente marcada por las adversidades. Las sacudidas de la economía, los fenómenos climatológicos extremos y la intensificación de los conflictos desestabilizan a países como Chad, Yemen, Bangladés y otros muchos, y los colocan en situaciones de inseguridad alimentaria grave.

A pesar de esta perspectiva desalentadora, la asistencia alimentaria brinda esperanza a miles de personas al día, ofreciéndoles un sustento que va más allá de los alimentos.

Pasar una velada agradable con tus amistades más cercanas en una cena espontánea a la que todos traen algo de picar. Volver a casa después de un largo día de trabajo y percibir un delicioso aroma procedente de la cocina de algún plato en preparación. Estas son situaciones a las que no damos importancia por ser cotidianas. Pero imagínate que lo único que te quedara de esos momentos fuera su mero recuerdo.

Precisamente, esta es la realidad de las muchas personas que viven en el campamento Ammar ibn Yasir de Yemen. Dejaron sus hogares llevando nada más que lo que pudieron cargar en sus brazos y sus corazones, con la esperanza de que llegara el día en el que pudieran volver a sus ciudades y pueblos. Sin embargo, tras casi una década de guerra civil, Yemen continúa siendo uno de los países con mayor inseguridad alimentaria del mundo. Vivir en estas condiciones tan duras exige un nivel de resiliencia y determinación que no puede apoyarse únicamente en la esperanza.

Actualmente, 5 millones de niños menores de cinco años y 2,7 millones de mujeres embarazadas y en periodo de lactancia en Yemen necesitan de una asistencia nutricional integral para lograr sobrevivir. La Unión Europea proporciona en estos casos ayuda humanitaria en efectivo y en especie. En el caso de las personas desplazadas dentro del país desde hace casi una década, ya no se trata de aferrarse a los recuerdos, sino más bien de tener la oportunidad de crear unos nuevos y construir un futuro mejor.

El deterioro de las condiciones en el este del país tan solo es la crisis más reciente que afecta a Chad, uno de los países más pobres del mundo con una larga trayectoria de desarrollo lento y servicios sociales muy limitados.

Para demasiada gente en Chad, la realidad es que viven al día y con lo que tienen. La Oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea trabaja para asegurarse de que tanto las comunidades vulnerables como las personas necesitadas del país tengan acceso a los recursos básicos, como alimentos y tratamientos de emergencia. Solemos dar por sentadas muchas cosas en la vida. Pero lo cierto es que millones de personas viven una cruda realidad que debemos confrontar.

Todo el mundo tiene ese ingrediente secreto que agrega a las recetas preferidas de sus seres queridos, y todo el mundo tiene diferentes costumbres y tradiciones a la mesa. De la misma forma, hay sabores que nos transportan a nuestra infancia. Vayamos a donde vayamos, los llevamos con nosotros; forman parte de quiénes somos y de dónde venimos. Es una especie de huella ancestral grabada en nuestro ser que ha ido pasando de generación en generación, lista para pasar a la siguiente.

En los campamentos de Cox’s Bazar en Bangladés, casi un millón refugiados rohingya se aferran a su cultura e historia mientras tratan de construir un nuevo futuro. Sin embargo, intentar mantener una especie de normalidad cuando te enfrentas con un riesgo de hambre es algo totalmente diferente. Se calcula que hay 422 705 personas rohingya en Cox's Bazar sufriendo una grave inseguridad alimentaria. Sin embargo, gracias a una ampliación de fondos, la ayuda humanitaria de la Unión Europea ha permitido aumentar las raciones de comida para abordar mejor sus necesidades en 2024.

Además de ser una necesidad para sobrevivir, la comida es un idioma a través del que expresamos nuestro amor; el vehículo para compartir y continuar con el legado de nuestra familia y cultura. Abastecer de alimentos a millones de personas en urgente necesidad es tanto una manera de preservar sus vidas y sus historias como de asegurarnos la supervivencia de toda su forma de vida.