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Endocrine disrupters: ¿un debate tardío?

En el número 59, PUNTOYCOMA abría la puerta a un nuevo debate sobre creación léxica, que tanto tiempo y esfuerzo nos absorbe a los traductores. El artículo de Manuel del Cerro en contra del calco «disruptor» coincide con la opinión defendida por otros especialistas consultados por nuestra Unidad de Terminología, entre los que cabe destacar a los miembros del foro Retelengua (grupo de debate lingüístico creado por científicos del CSIC) Gregorio García Herdugo, catedrático de Biología Celular de la Universidad de Sevilla, y Fernando Navarro, médico traductor, y el colaborador de Translist (foro de traducción técnica) José Arturo Napolitano.

Nuestros dos interlocutores de Retelengua se mostraron partidarios de una solución más clara y castiza: «perturbadores endocrinos» se impuso a otras propuestas como «alteradores» o incluso «alborotadores endocrinos». En Translist, José Arturo Napolitano proponía también «perturbadores» como traducción más natural, si bien tampoco se negaba a admitir «disruptores», en aras del paralelismo entre idiomas, por considerarlo resultado latente del latín rumpere y por motivos de pragmatismo (si no puedes vencerlos...).

Sobre este tema mucho tienen que decir, y esperamos que lo hagan, los investigadores de la Universidad de Granada que mantienen un sitio en internet dedicado a los... «disruptores endocrinos», y que hasta han organizado conferencias nacionales (cinco) bajo la misma advocación. Claro que, según arguyen ellos, el primer paso ya lo dio la RAE al incluir en su diccionario el adjetivo «disruptivo». En respuesta a un mensaje de Gregorio García Herdugo sobre la conveniencia de utilizar «perturbadores endocrinos», los investigadores de Granada replicaban que el asunto ya se había discutido en la primera conferencia nacional sobre este tema, en la que se optó por acuñar el neologismo «disruptor» frente a «moderador». Lo que no sabemos es si en aquella conferencia fundacional hubo más propuestas.

Así las cosas, el debate puede plantearse en términos hamletianos: «calcar o no calcar». Que el asunto no está cerrado lo demuestra la diversidad de soluciones que se están utilizando en paralelo. Por lo que hemos visto en internet, en la OMS se usan ambas formas -aunque más «perturbadores»-, en casi todos los textos elaborados en España (muchos de ellos procedentes de Granada) aparece «disruptores» y en algunas referencias comunitarias, «alteradores». Fernando Navarro, en su nuevo Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, reseñado en estas páginas, defiende en la entrada disruption una traducción comprensible de este concepto:

En español no se dice «disrupción» (del verbo inglés to disrupt), sino desorganización, interrupción, ruptura, perturbación, disociación, disgregación o destrucción, según el contexto. · endocrine disruption (interferencia endocrina), wound disruption (dehiscencia de suturas)

Viene a cuento recordar aquí que en francés se está imponiendo perturbateur endocrinien frente a disrupteur endocrinien, a pesar de que los diccionarios registren también el adjetivo disruptif.

Nos preguntamos si es éste un debate intempestivo por tardío, pero si los especialistas en la materia aún están dispuestos a replantearse el asunto, cosa que no parecen descartar, quizás aún estemos a tiempo de conseguir (y difundir con ayuda de redes, foros, etc.) una solución homogénea y transparente en todo el ámbito hispanohablante. Se agradece toda aportación a este debate.

PUNTOYCOMA

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