capítulo precedentecapítulo siguientePágina principal

Que trata de cosas tocantes a esta historia y no a otra alguna

En el nº 57 de PUNTOYCOMA se publica un artículo de respuesta a una nota mía anterior sobre la despedida epistolar «le saluda atentamente», que no sólo pone en cuestión el rigor de mi argumentación, sino la corrección del español de personas que hablan una variedad de la lengua libre de laísmo y leísmo1. Por ello, desearía realizar algunos comentarios y aclaraciones.

Mi análisis de la expresión se cuestiona sobre todo con ejemplos de frases en las que el verbo «saludar» expresa una acción realizada en presencia (no necesariamente inmediata) de los destinatarios del saludo2. Según la práctica de no criticar a alguien por algo que no ha dicho, lo normal hubiera sido rebatirme principalmente con ejemplos de la despedida epistolar o ejemplos semejantes en los que el complemento no fuera «le» o «les». Esto se hace solamente una vez al final del artículo: «Atentamente (la saluda) Juan Fernández».

En el artículo se afirma que para definir la transitividad me baso en el significado. Al definir nociones sintácticas como la transitividad, debe dejarse de lado el significado. Éste se estudia en otro plano: el plano semántico, pero ello no excluye que pueda haber interferencias entre dicho plano y el plano sintáctico, como sucede con la llamada «transitividad interna»3. No haber tenido en cuenta esto último explica esa afirmación.

Permítanseme además las siguientes observaciones relacionadas con la argumentación del artículo objeto de la presente réplica:

En algún momento de mi reflexión, se me ocurrió que quizás el uso de «le/les» en la despedida epistolar que nos ocupa podía deberse a la necesidad de dejar bien claro que nos estamos refiriendo a «usted/ustedes», como expresión de cortesía hacia el interlocutor (2ª persona), y no a una tercera persona no directamente implicada en la situación comunicativa constituida por la 1ª y la 2ª personas. No obstante, lo deseché por tratarse de un argumento no demostrable y porque, con arreglo a mi intuición y experiencia, el uso que defendía (de manera no excluyente) no era incorrecto.

En el artículo no se atiende a la diferencia entre «significado» y «designación» o referencia (a la realidad). El significado de la expresión «le saluda atentamente» se deduce del significado de las palabras que la integran y de su relación sintáctica. El hecho de que equivalga a «se despide de usted» es algo que sabemos por nuestro conocimiento de la realidad, no por el significado composicional de la expresión.

Respuesta de la RAE (recibida el 28 de julio de 1999)

En respuesta a mi pregunta: «¿Qué pronombre debe utilizarse en la despedida epistolar "le saluda atentamente" cuando el destinatario es una mujer?», la RAE no pone en duda que el pronombre es un complemento directo, pero acepta la utilización de «le»cuando el destinatario es una persona. La respuesta es acorde con la entrada de «saludar» en el diccionario académico (drae) y con uno de los cometidos principales de esa institución, sancionar o reprobar el uso:

«Lo normativo, cuando el pronombre personal desempeña la función de objeto directo, es el empleo de "la" para el femenino y "lo" para el masculino. Pero como se ha generalizado y aceptado el empleo de "le", referido a persona, para el complemento directo, se puede decir, en la despedida en carta dirigida a una mujer, tanto "La saluda" como "Le saluda". Dpto. de Consultas RAE.»

José Luis Martín Yuste
jose.martin@ec.europa.eu

 

 

 

 

 

1. «Actualmente parecen quedar libres [de laísmo y leísmo] Aragón, Andalucía, Canarias y América, salvo Ecuador, en parte, Paraguay y la Guayana venezolana» Juan Alcina Franch, José Manuel Blecua, Gramática Española, 4.1.3.
2. En mi nota, me limité, para la comparación, a la acepción más común de «saludar» (primera acepción del DRAE). Naturalmente, en dicha comparación podrían haberse tenido en cuenta las demás acepciones del verbo (por ejemplo, la de «saludar» en el ámbito castrense, etc.), pero ello no hubiera modificado mi conclusión.
3. Con respecto a esta cuestión, puede que mi exposición fuera confusa. En todo caso, mi intención no era afirmar que «saludar» es un verbo «transitivo interno», sino que se comporta en una acepción como los «denominados transitivos internos», y así intenté precisarlo en la nota a pie de página de mi argumentación.
A la confusión contribuyó posiblemente la formulación del quinto párrafo de mi nota: « ... el verbo 'saludar' se comporta en el discurso como intransitivo por contener en su lexema los rasgos semánticos del sustantivo 'saludos'», que más bien debería haber dicho algo así como: « ... el verbo 'saludar' se comporta en el discurso como intransitivo porque algunos hablantes perciben, en principio inconscientemente, la existencia de un objeto directo interno».

 

 

 

 

 

 

capítulo precedentecapítulo siguientePágina principal