Cualquiera podría caer en la pobreza en algún momento de su vida. Sin embargo, algunos colectivos corren un riesgo mayor de caer en la pobreza, por ejemplo, las familias con hijos, en especial, las familias numerosas y las familias monoparentales, los ancianos, los discapacitados y los inmigrantes. En todas las categorías, las mujeres se ven más afectadas que los hombres.
La pobreza puede afectar a las personas de distintas formas y está íntimamente ligada a la exclusión social. Además de los problemas conocidos como por ejemplo tener una vivienda precaria o carecer de hogar, las personas pobres pueden padecer:
Para abordar estos y otros asuntos, la UE proporciona un marco mediante el cual los Estados miembros establecen sus prioridades y estrategias. Este marco tiene en cuenta las múltiples facetas de la pobreza, y hace especial hincapié en los puntos siguientes:
Hechos y cifras de la pobreza en la UE en
Indicadores clave por país 
en
Alrededor de 19 millones de niños viven en la pobreza en la UE. Los niños que se crían en hogares pobres tienen más probabilidades de seguir siendo pobres el resto de sus vidas, y lo mismo ocurre con sus descendientes.
Los niños en situación de pobreza se enfrentan a una serie de dificultades interrelacionadas como, por ejemplo, vivienda precaria y atención sanitaria deficiente, menos oportunidades educativas y carencia de alimentos y ropa de calidad.
En 2006, el Consejo Europeo dio prioridad absoluta a la eliminación de la pobreza infantil en la UE. Como resultado, los gobiernos de los Estados miembros se han comprometido a desarrollar planes estratégicos a largo plazo para prevenir y eliminar la pobreza infantil que abarcan una amplia gama de políticas sociales, culturales y económicas.
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El acceso a la vivienda es un derecho fundamental y todo el mundo debería disponer de un techo seguro donde cobijarse. Sin embargo, miles de europeos carecen de hogar.
Las personas pueden quedarse sin hogar por diversas razones, por ejemplo, tras perder el empleo o al huir de la violencia doméstica. Además, muchas personas que viven en la calle corren el riesgo de sufrir enfermedades mentales o caer en las drogas o el alcohol. Las personas sin hogar constituyen uno de los colectivos más excluidos y vulnerables de la sociedad.
Además de la carencia de hogar, la precariedad de la vivienda o un porcentaje excesivo de los costes de esta en el presupuesto familiar pueden agravar la exclusión social.
Las medidas para combatir la carencia de hogar y la exclusión de la vivienda están recogidas en la Estrategia de Protección Social e Inclusión Social de la UE, que tiene como objetivo coordinar las medidas de los Estados miembros y fomentar el intercambio de buenas prácticas.
Se está trabajando para establecer las definiciones comunes de carencia de hogar y crear indicadores. Con un mayor conocimiento sobre la materia y su contexto, podrán crearse instrumentos más efectivos para luchar contra la carencia de hogar y la exclusión de la vivienda. Estos instrumentos ayudarán a la UE y a los Estados miembros a elaborar políticas eficaces para ayudar a las personas sin hogar.
Algunos sectores de la población corren un riesgo mayor de caer en la pobreza y la exclusión social, por ejemplo, las familias con niños, especialmente las familias numerosas y las familias monoparentales, los ancianos, los discapacitados y los inmigrantes.
Estos grupos vulnerables a menudo presentan tasas de empleo más bajas, mayor porcentaje de abandono escolar y más probabilidades de sufrir exclusión financiera que otros sectores de la sociedad.
La UE quiere conocer mejor las razones por las que estos grupos se ven a menudo afectados por la pobreza y aprender a integrarlos mejor en la sociedad. Es necesario establecer objetivos e indicadores comunes para comprender bien el problema. Las medidas adoptadas por la UE son tan diversas como los problemas a los que se enfrentan estos grupos.
El objetivo es mejorar la situación de estos grupos:
En la actualidad, muchos europeos, especialmente aquellos que viven en la pobreza, no tienen acceso a servicios financieros como cuentas bancarias para realizar depósitos y transferencias. También tienen dificultades para obtener productos de ahorro, de crédito, seguros y medios de pago.
El acceso a los servicios financieros es imprescindible para la integración económica y social de los ciudadanos en la sociedad actual. Es también un requisito para el empleo, el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la inclusión social.
En algunos casos, las personas que viven en la miseria no consiguen abrir una cuenta bancaria, algo que agrava la exclusión financiera. Para abordar estos problemas, la UE coordina políticas y medidas entre las partes interesadas y los gobiernos de los Estados miembros.
En 2009, la Comisión Europea lanzó dos consultas públicas en un esfuerzo por instaurar normas que garanticen que la mayoría de las personas tenga acceso a una cuenta bancaria básica:
Las medidas adoptadas se concentran en apoyar a los servicios de asesoramiento en materia de endeudamiento, además de programas informativos y educativos.
El empleo de calidad es el factor más importante a la hora de sacar a las personas de la pobreza y fomentar la inclusión social.
El problema es que los más vulnerables de la sociedad, como las familias monoparentales, los inmigrantes, los ancianos, los jóvenes, las personas poco cualificadas y los discapacitados, tienen menos probabilidades de encontrar un empleo seguro y estable. También tienen más probabilidades de verse afectados por las crisis económicas, como la que atraviesa Europa en la actualidad.
La UE dispone de una serie de instrumentos políticos y de financiación para mejorar las oportunidades de empleo de los grupos socialmente excluidos.Por ejemplo, la Estrategia Europea de Empleo se encarga de crear empleos mejores para todos los europeos. Mientras que el Fondo Social Europeo y otros programas de la UE proporcionan financiación específica para la educación, la formación y el apoyo en el lugar de trabajo para ayudar a las personas vulnerables a encontrar o mantener un empleo.
En un esfuerzo concertado para combatir la pobreza y la exclusión social, la UE anima a los Estados miembros a elaborar políticas de inclusión activa. La inclusión activa consiste en emplear al mayor número posible de personas y garantizar que aquellos que no consigan entrar en el mercado laboral cuenten con el apoyo necesario para que poder llevar una vida plena.
La inclusión activa gira en torno a tres principios comunes:
La UE fomentará el desarrollo de la inclusión activa con la coordinación de medidas a nivel europeo y facilitando el intercambio de experiencias entre los Estados miembros.
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