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En la sección «Cabos sueltos» se publican notas breves en que se exponen argumentos o se facilitan datos para solucionar problemas concretos de traducción o terminología. El carácter normativo o meramente orientador de las soluciones aportadas se desprende de la categoría de las fuentes. PUNTOYCOMA

RESEÑAS


Congreso de Puebla1

Con gran agrado vuelvo el recuerdo a los días del Congreso de Puebla y a la quizás tópica sensación general de estar a un tiempo tan lejos y tan cerca de lo propio. Porque hay que reconocer que se trataba de un tremendo «salto» (el del Charco, ni más ni menos) y que cualquier traspié por el camino hubiera podido fácilmente hacer naufragar toda la operación en medio del océano. Pero no. Admira ponderar la complejidad que entrañaba el organizar semejante operación desde ambos lados del Atlántico (¡sin visitas ni viajes exploratorios previos!) y confrontarla a la fluidez y seriedad con que todo se desarrolló.

El esfuerzo desplegado por los organizadores de las dos orillas se adivina enorme. Los resultados, en cuanto a los aspectos materiales, se acercaron a lo impecable. Salvo un error de cálculo que trastocó algo el programa del último día, los horarios se respetaron con rigor casi sueco. Los locales e instalaciones aunaban la belleza del artesonado y sillería del Salón Barroco del Edificio Carolino de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), que nos acogía, con las comodidades de los medios técnicos y la inmejorable ubicación en pleno centro de la ciudad. Quizás el mejor regalo sorpresa fue el emotivo concierto que nos ofreció la Orquesta Sinfónica de la BUAP, con el trepidante e inolvidable «Huapango» de Moncayo como punto álgido. Por no detenernos en la divertidísima y bien documentada conferencia de Eduardo Merlo, historiador local, sobre «La fundación de Puebla». O en el entrañable momento de la entrega del premio ESLETRA a la revista Panace@, representada por algunos miembros de la redacción, por su ejemplar ejecutoria desde su fundación.

La Universidad poblana nos recibió como a huéspedes privilegiados y estuvo muy presente en todo momento, especialmente a través de las azafatas (o edecanes, como dicen allí), estudiantes voluntarios que discretamente atendían a los pequeños detalles indispensables de organización, tanto en la sala como en las agradables colaciones del patio cubierto. Lo mismo hay que decir de la Secretaría del Congreso, que estuvo en todo con la mayor profesionalidad, y del resto de los organizadores de nuestra Comisión Europea, que hicieron gala de una gran compenetración entre sí y cordialidad hacia todos.

Pero una organización sin contenidos sería como una cáscara vacía, y la razón de ser de un congreso es congregar a gente con intereses comunes para que hablen de sus cosas y saquen conclusiones útiles. Dentro de la obligada afinidad de actividades, en Puebla resultó notable la variedad de oradores y participantes, que pudieron ofrecerse mutuamente visiones y experiencias muy variopintas y complementarias sobre problemas a veces cercanos, otras más remotos, pero siempre enriquecedores. Pudimos así contemplar el mundo de la traducción, de lo interlingüístico en torno al español, desde prismas tan distintos como la investigación y la docencia universitarias, la traducción en organizaciones internacionales y en empresas privadas, la traducción especializada, la normalización terminológica, la dimensión cultural de lo lingüístico, los aspectos económicos de la traducción, la terminología del comercio, la medicina, la economía y el derecho, la globalización y la hegemonía lingüística, los instrumentos profesionales del traductor y la interpenetración entre lo precolombino y lo español.

Dentro de esta temática general —y tras las alocuciones preliminares de rigor—, se inscribían las dos conferencias inaugurales: la primera, de Luis Fernando Lara, contraponiendo el tópico renacentista del lenguaje llano con la funcionalización actual de la lengua al servicio de la racionalización neoliberal; según él, a través de la íntima asociación entre cultura de la lengua y sociedad, la corriente del plain language (como tentativa de normativización simplificadora desde arriba) no hace sino empobrecer las lenguas y homogeneizar las sociedades humanas. La segunda, de Francisco Marcos-Marín, fue un tríptico sobre el español como bisagra lingüística entre culturas, con tres tablas: el papel del castellano primitivo en la vertebración social a través del lenguaje administrativo y legislativo, dentro del proceso de transición a partir del latín; los aportes que las lenguas amerindias incorporaron a las europeas en el campo científico (botánica, farmacia o medicina) y el esfuerzo lexicográfico y de traducción que ello supuso; por último, el fenómeno actual de la afloración de lo español en Estados Unidos a través de lo hispano y las interferencias resultantes.

Bajo el epígrafe «El español en los organismos internacionales» se agrupaban cuatro intervenciones:

Gladys González y Leticia Leduc ofrecieron un análisis comparativo, ilustrado con ejemplos, de las dificultades de traducción jurídica, al español y al francés, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y textos afines. Partiendo de los condicionantes socioculturales de las distintas lenguas y de los escollos que suponen en la operación de traducción, presentaron una visión crítica de la versión española de dicho Tratado, basada en los aspectos de competencia técnica, de competencia factual y de práctica profesional.

Alejandro Pérez Vidal trató del lugar del español en el contexto del multilingüismo de las instituciones de la Unión Europea. Tomando como punto de partida el debate actual sobre la política lingüística de la UE, pasó revista a algunas circunstancias políticas determinantes, como la ampliación de la UE y la crisis provocada por el bloqueo del Tratado Constitucional europeo. Analizó a continuación la situación lingüística actual de Europa a la luz de algunos modelos teóricos y la dimensión identitaria de la misma, terminando con una serie de reflexiones sobre las posibles opciones de planificación lingüística en la UE.

Adriana Russo abordó la vulnerabilidad del español en la traducción económica. Desde un planteamiento declaradamente pragmático, encaminado a eximir a la clase traductora de cierto tipo de supuesta culpabilidad, presentó toda una serie de ejemplos reales, destacando algunos de uso y traducción de la metáfora en el lenguaje de la macroeconomía. Analizó algunos factores de vulnerabilidad del español de la economía al contagio del inglés y finalizó haciendo hincapié en la necesidad de que la traducción contribuya a una transmisión fluida y eficaz del conocimiento y a la evolución natural de la lengua propia.

El funcionamiento y la problemática de la traducción al español en las Naciones Unidas fue el tema desarrollado por María Nóbrega. Se detuvo especialmente en la organización práctica: flujo de la traducción, tipos de texto, distribución por sedes. Añadió algunas características específicas del español de la ONU, y en concreto la diversidad derivada de la confluencia de variantes hispanófonas. Por último, una serie de ejemplos prácticos le sirvieron para ilustrar algunos problemas habituales de la traducción al español y las soluciones encontradas.

Como corolario de este bloque, Carlos Montemayor, ilustre traductor literario y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, disertó, bajo el título «Norma panhispánica y traducción», sobre el valor de la herencia clásica y humanista en toda traducción, literaria o no, y cómo un buen conocimiento de los mecanismos de la transmisión cultural interlingüística puede ser decisivo en el establecimiento de normas para los traductores.

Sobre el tema de la terminología hubo también cuatro intervenciones:

María Pozzi nos habló sobre la normalización terminológica internacional en español. Tras algunas aclaraciones generales sobre la utilidad de la normalización y sus distintas modalidades, mencionó los objetivos de la normalización terminológica (eliminar ambigüedad y subjetividad en la comunicación especializada) y su concreción en la elaboración de vocabularios especializados. Apuntó, para terminar, el problema de la infrarrepresentación del español en organismos de normalización terminológica, que se manifiesta en la insuficiencia de vocabularios normalizados originales en nuestra lengua, en la duplicación de esfuerzos y en las divergencias terminológicas resultantes.

Francisco Verdera, en una intervención rebosante de garbo y buen humor, explicó cómo la normalización en la ISO (Organización Internacional de Normalización) y en la IEC (Comisión Internacional de Electrotecnia) puede condicionar y condiciona el establecimiento de una terminología homogénea, habida cuenta de la apabullante presencia del inglés en todos los campos del conocimiento y en particular en las nuevas tecnologías, y concluyó que debe traducirse un 72% de las normas.

Fernando Navarro hizo un repaso variadísimo y ameno, ilustrado con múltiples ejemplos, de la omnipresente anglización de la lengua española, y no solo en lo referente a calcos de terminología, tanto especializada (que puede tener su justificación en textos técnicos) como cotidiana, sino también en aspectos como la tipografía e incluso la sintaxis, y concluyó que la precisión, la claridad y la versatilidad son condiciones indispensables para la correcta traducción.

Luz María Santamaría exploró las influencias del francés y sobre todo del inglés en la lengua jurídica del español, especialmente en textos notariales y administrativos, deteniéndose en algunos aspectos concretos e ilustrándolos con ejemplos. Subrayó la necesidad de los términos que responden a realidades nuevas en algunos textos jurídicos y concluyó que no hay que oponerse al préstamo, cuando las circunstancias lo requieren.

En el capítulo de recursos para el traductor intervinieron cuatro oradores conocidos ya en los foros especializados y participantes habituales del congreso:

Josep Bonet esbozó las particularidades de la terminología utilizada en las instituciones europeas, describió los recursos a disposición de sus traductores y presentó la nueva base de datos terminológicos de la Unión Europea, IATE (Interactive Terminology for Europe), que recoge y reestructura el contenido de Eurodicautom y de las demás bases comunitarias, y que a largo plazo podrá interrelacionarse con otros sistemas similares. Ya tienen acceso a ella todos los traductores de las diferentes instituciones de la UE, y en breve se pondrá a disposición de todo internauta.

Teresa Cabré explicó los diferentes aspectos del proyecto TERMINESP, plataforma de terminología técnica para la lengua española, cuyos objetivos son la compilación de terminología, su organización lógica según criterios lingüísticos rigurosos y su normalización generalizada, con el fin de que todos los organismos y traductores del mundo hispánico dispongan de una herramienta de trabajo fiable y rica.

Miguel Marañón abundó sobre los recursos para traductores que el Centro Virtual Cervantes (CVC) ofrece en línea, en particular sus foros, entre los que cabe destacar el proyecto TERMINESP, al que aporta su base tecnológica, y se mostró dispuesto a albergar toda iniciativa que permita desarrollar y ampliar el alcance y eficacia de estas y similares herramientas.

Daniel Prado hizo balance de la situación del español como lengua de traducción y en particular como instrumento de la comunicación especializada, enumeró los organismos que se ocupan de terminología en español, deteniéndose a analizar el origen y objetivos de RITerm y Realiter, y situó la labor de la Unión Latina en el concierto de organismos que trabajan con la lengua española, subrayando la necesidad de una estrategia global en la que quepa también la colaboración con otras lenguas latinas, ya que sus recursos pueden ser útiles.

Seguidamente Enrique Díaz Cerón, experto en los aspectos tecnológicos y políticos de la utilización de las nuevas tecnologías, hizo una defensa apasionada del territorio lingüístico virtual, acaparado actualmente por el inglés, pero en el que la lengua española debe afianzarse y extenderse, dada su fuerza y su potencial, y puso como ejemplo su experiencia en proyectos con Canadá para fomentar la traducción de contenidos.

Finalmente Esteban Cadena trazó un breve panorama de las lenguas autóctonas de México, su filiación lingüística y sus características particulares, describiendo los inicios de la traducción e interpretación de estas lenguas en la Nueva España en el siglo XVI, su desarrollo posterior y su situación actual, para concluir que el gobierno debe reconocer el valor de las lenguas indígenas e introducirlas y oficializarlas en las escuelas, dejando al español la función de bisagra entre dichas lenguas.

Dos interesantes mesas redondas reunieron a especialistas de la traducción desde el punto de vista de la empresa, quienes dialogaron sobre dos temas de interés para todos quienes trabajan en la llamada traducción externa: «Las empresas de traducción: colaborar para competir» y «La traducción al español como recurso económico», y aportaron interesantes datos estadísticos sobre la situación de la traducción de la lengua española en el mundo e información sobre los últimos productos en el mercado.

Pudimos asistir igualmente a una variadísima serie de comunicaciones, de las que nos limitamos aquí a transcribir el título: «La importación lingüística en una relación asimétrica. Español e inglés, dos socios desiguales» e «Interferencia lingüística y traducción. ¿Pierde el traductor su papel o ha perdido los papeles?» (Javier Muñoz y María Valdivieso), «Variación terminológica del español científico en el marco de la globalización: traducciones del término inglés delusion» (Sergi Casals Rispau), «“Llamando para atrás”… Traducción e interferencia léxica en el español de Nueva York» (Ana Ortigosa Pastor), «Traducir spanglish para hispanohablantes» (Roxana Cieza), «El análisis y la traducción del discurso de la ultraderecha en Francia» (Gloria Espejel Mendoza), «El Leviatán: un caso en torno a la traducción y precisión terminológica en la filosofía» (Glencora Amador Ibarra), «Soft y “blando”: contagio léxico y empobrecimiento semántico» (Luis González), «La literatura bilingüe náhuatl-español: un espacio de convivencia entre dos idiomas» (Scott Hadley), «Las Cartas de Relación de Hernán Cortés a Carlos V, o Historia Verdadera de la Conquista del idioma castellano por los yndios mexicanos y demás naturales deste Nuevo Mundo» (Jean Hennequin Mercier), «Reflexiones para la enseñanza de técnicas de traducción a la vista del español al maya» (Georganne Weller Ford), «Traducción e interculturalidad en el mundo hispano-chino» (Minkang Zhou), «Sobre la creación y el mantenimiento de una base de datos terminológica multilingüe en una organización internacional» (Nelson Verástegui), «Pedagogía del error: aspectos didácticos de la traducción» (Marko Miletich), «Propiedad y contagio en el comparatismo y traducción jurídica» (Bernard Thiry), «SMART: análisis estadístico multilingüe para la recuperación de información y la traducción» (Cándida Valdés).

Como broche de oro de todas estas intervenciones, contamos con la inestimable participación de Eugene Nida, que nos habló con detalle enciclopédico sobre la riqueza del lenguaje figurativo de los pueblos primitivos como ejemplo de problema de traducción. Enumeró un sinfín de expresiones procedentes de todo el mundo y relativas a los sentimientos, las creencias, los rasgos de carácter o los fenómenos físicos. Insistió como conclusión en la importancia de que el traductor refleje en su actividad la cultura que generó el texto original.

Hay que decir que algo que quizás sí se echó en falta fue precisamente el envés de tanta diversidad, y es que entre tantas corrientes distintas se perdía un poco de vista hacia dónde iba el río. Puede que hubiera sido sano algo más de dirigismo en la estructuración y selección de temáticas y de intervenciones concretas, de manera que el todo respondiese a cierta trabazón interna y se evitase la dispersión. Es posible, también, que el detalle de algunas intervenciones, de interés innegable por otra parte, fuera en detrimento de planteamientos más generales o más acordes con el propósito declarado del Congreso. En todo caso, pero quizás esto sea servidumbre de cualquier congreso, faltó más espacio para el debate. Lo apretado del programa fue un síntoma indiscutible de rigor y seriedad, pero a menudo quedaban en el aire ganas de hablar de lo que acababa de decirse, de indagar más o de matizar cosas. Ello, sumado a la fragmentación del contenido, llegaba a crear en ocasiones la sensación de una secuencia de interesantes monólogos que pedían a voces la interconexión mediante el fructífero diálogo. Para una próxima edición, no sería descabellado (aunque sí más complicado para la organización) pensar en estructurar una parte del congreso en talleres de reflexión, posiblemente paralelos entre sí, que dieran a oradores y asistentes la posibilidad de debatir e intercambiar puntos de vista sobre cuestiones concretas y llegar quizás a conclusiones.

Todo esto no hace sino darle a una ganas de más congresos «El español, lengua de traducción». Espero que los haya y que sean al menos tan buenos como este.

María Valdivieso Blanco
Consejo de la Unión Europea
maría.valdivieso@consilium.europa.eu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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III Congreso Internacional «El español, lengua de traducción» Traducción: contacto y contagio, Puebla (México), 12-14 de julio de 2006. Los organizadores anuncian la publicación de las actas para este otoño. Un interesante resumen personal de las diferentes intervenciones puede leerse en el diario de una de las congresistas, María Nóbrega, del Servicio de Traducción al Español de Naciones Unidas:    
http://transnotes.blogspot.com/2006/07/cartas-de-puebla.html,
http://transnotes.blogspot.com/2006/07/cartas-de-puebla-2.html, http://transnotes.blogspot.com/2006/07/cartas-de-puebla-3.html.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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