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En la sección «Cabos sueltos» se publican notas breves en que se exponen argumentos o se facilitan datos para solucionar problemas concretos de traducción o terminología. El carácter normativo o meramente orientador de las soluciones aportadas se desprende de la categoría de las fuentes. PUNTOYCOMA

COLABORACIONES


Das Kind nicht mit dem Bade ausschütten

Hace unos días tropecé con esta expresión, recurrente en los textos parlamentarios y que tantos quebraderos de cabeza puede provocar en los sesudos traductores. Dado mi marcado carácter heterótrofo, que comparto, supongo, con el común de los mortales, decidí inmediatamente consultar las traducciones de esa imagen alemana en textos anteriores, comprobando que las alternativas no eran muy numerosas: «no tirar las frutas frescas con las pochas» o «no actuar con exceso de celo». Ninguna de las fórmulas me parecía excesivamente convincente, así que seguí investigando hasta descubrir un artículo periodístico en que se describía un debate parlamentario europeo (no podía ser de otra forma), donde se indicaba, tal cual, «no tirar el niño con el agua del baño»1. Cabe suponer que el periodista hispano se limitó a reproducir la fórmula que facilitaron los servicios de interpretación de la Cámara.

Ya que la búsqueda documental no resultaba muy prometedora, resolví convertirme en autótrofo por necesidad («In der Not frißt der Teufel Fliegen») y, meditando sobre el significado de la locución, advertí que esta tiene un claro sentido negativo, pues se indica qué es lo que no se debe hacer y se recomienda actuar diferenciadamente. La locución no es sino una sensata advertencia, pues no siempre conviene meter todo en el mismo saco y tirar el saco al vertedero.

Dándole vueltas al asunto recordé los Evangelios y la parábola del trigo y la cizaña, tan presente en nuestra tradición cristiana y que tan bien se ajustaría al sentido de la expresión alemana:

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
(Mateo 13:24-30).

Evidentemente ese es el sentido de la sentencia alemana: se trata de reflexionar, de diferenciar y de actuar focalizadamente. En la parábola bíblica, a pesar de su antigüedad, se recomienda exactamente lo mismo que en la locución alemana que nos ocupa.

No es aconsejable tirar el niño con el agua del baño, igual que no lo es «arrancar el trigo con la cizaña». La primera traducción literal se entiende en castellano, pero no está, desde mi punto de vista, tan enraizada en nuestro sentir. Recomiendo, por consiguiente, traducir con esta expresión bíblica ese llamamiento alemán a la prudencia y la reflexión: «no arrancar el trigo con la cizaña».

José Luis Gómez y Patiño
Parlamento Europeo
luis.gomez@europarl.europa.eu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1

El Periódico de 6 julio de 2005.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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