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COLABORACIONES


¿Qué «dijo» Tucídides? Apuntes sobre una duda

Al hilo del artículo de María Valdivieso publicado en este mismo número, el proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa (PTC) elaborado por la Convención se abre con una cita del historiador ateniense Tucídides (c. 455-399 a. C.). Esa cita pertenece al capítulo 37 del libro II de la Historia de la guerra del Peloponeso, relación del conflicto que enfrentó del 431 al 404 a. C. a los atenienses y sus aliados, por una parte, y a los espartanos y los suyos, por otra. La cita se reproduce en griego, y también traducida al español del siguiente modo: «Nuestra Constitución [...] se llama democracia porque el poder no está en manos de unos pocos sino de la mayoría».

Lo primero que despierta la curiosidad del lector es que se trata de una cita incompleta. En realidad, en las ediciones de la Guerra el pasaje ocupa unas tres líneas, divididas en dos frases separadas por un punto. A continuación sigue el texto completo en griego y traducido al español y al francés por Francisco Rodríguez Adrados y Jacqueline de Romilly, respectivamente, dos helenistas de reconocido prestigio:

«Tenemos un régimen de gobierno que no envidia las leyes de otras ciudades, sino que más somos ejemplo para otros que imitadores de los demás. Su nombre es democracia, por no depender el gobierno de pocos, sino de un número mayor1».
    
«Notre régime politique ne se propose pas pour modèle les lois d'autrui, et nous sommes nous-mêmes des exemples, plutôt que des imitateurs. Pour le nom, comme les choses dépendent non pas du petit nombre mais de la majorité, c'est une démocratie2».

Aunque probablemente no se trate del recurso más elegante para encabezar un texto constitucional -máxime si se tiene en cuenta el lugar simbólico que ocupa-, es comprensible que no se haya reproducido el pasaje íntegro debido a su extensión.

En segundo lugar, habría que preguntarse por la existencia de las comillas que abren la cita en el texto original; y es que se trata de una cita dentro de la cita. Las palabras de Tucídides corresponden al célebre elogio fúnebre que el historiador pone en boca del estratego Pericles, quien ensalza a sus conciudadanos muertos en la guerra, pero también la forma de vida ateniense y el régimen democrático de gobierno frente a los sistemas oligárquicos o tiránicos.

A continuación, no queda más remedio que interrogarse sobre la pertinencia de la versión española de la cita. La extrañeza que produce -obviando, claro está, el hiato de los puntos suspensivos- se debe fundamentalmente a la relación de las primeras palabras: «Nuestra Constitución se llama democracia». No hay duda de que el uso de la mayúscula en el término «Constitución» nos remite, tal como destaca el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos, a la acepción: «Ley fundamental de un Estado», casi idéntica a la cuarta del DRAE, el cual recoge como tercera acepción de la palabra: «Forma o sistema de gobierno que tiene cada Estado».

Podemos decir en español que la Constitución de 1812 se conocía con el nombre de «la Pepa», por ejemplo; podemos hablar de Constitución de la Monarquía o de la República española o podemos decir que una Constitución es democrática, pero ¿no se está forzando la lengua al afirmar que una Constitución «se llama democracia»?

A mi juicio, de ese modo se confunden las dos acepciones de este término antes mencionadas. En estos días de celebraciones constitucionales, qué mejor que consultar una edición de la Constitución española de 1978:

« Los títulos de nuestras constituciones desde la Constitución de Bayona hasta nuestros días son relativamente variados, a excepción de los de Bayona y Cádiz, incorporan casi todas ellas la referencia a lo que se denomina forma política del Estado, "la Monarquía" o "la República"3».

Y recordemos el apartado 3 del artículo 1 de la Constitución de 1978: «La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria». Por tanto, parece que en la versión de la cita que abre el PTC se han confundido las dos acepciones: ley fundamental y forma política. Para corroborar esta sospecha, basta remitirse a las versiones del texto griego de Rodríguez Adrados y Romilly.

A estas alturas, el lector se preguntará cuál es la palabra griega que genera esta confusión. Se trata de πολιτεία (politeía), término complejo donde los haya (no solo en griego antiguo, sino también en griego moderno) y que, entre sus variadas acepciones, cuenta también con las dos a las que vengo refiriéndome en estas líneas. Precisamente al final del capítulo 36 del libro II de la Guerra, es decir, poco antes del pasaje que contiene la cita del PTC, Tucídides se refiere por boca de Pericles a πολιτείας καì τρόπων (politeías kaì trópōn), o sea, a todas luces: qué régimen o sistema de gobierno y qué manera de ser hicieron de los atenienses lo que eran en el siglo V a. C.

El análisis semántico de la voz politeía en griego o el repaso histórico de las leyes atenienses rebasarían con creces el espacio de este artículo, por lo que me he limitado a exponer mis dudas sobre la pertinencia de la versión actual de la cita que nos ocupa, para que cada cual extraiga sus propias conclusiones.

Es cierto que se pueden aducir otras versiones del pasaje de Tucídides y precedentes de traducción del término en otros contextos como «constitución», con minúscula o con mayúscula (cf. La Constitución de los atenienses de Aristóteles, entre otros4; también es cierto que podría recurrirse a otros términos de la misma raíz que «constitución» para traducir la cita de modo diferente, por ejemplo: «Estamos constituidos como una democracia...»; «Por nuestra constitución somos una democracia...».

Sin duda habría que reflexionar también sobre las respectivas versiones de la cita en francés, -sobre todo si su incorporación al PTC obedeciera a la voluntad explícita de sus autores- y en las demás lenguas oficiales.

Sea como sea, no puedo dejar de preguntarme si, tal como están las cosas actualmente, en el sintagma «Nuestra Constitución se llama democracia» no se habrá forzado en exceso la lengua para que entre, con calzador, en los coturnos de la futura Constitución de la Unión.

Miguel Ángel Navarrete
Comisión Europea
miguel.navarrete@ec.europa.eu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 Tucídides, Historia de la guerra del Peloponeso, trad. de F. Rodríguez Adrados, ed. Hernando, Madrid, 1984, vol. 1, p. 255.
2 Thucydide, La guerre du Péloponnèse, trad. de J. de Romilly, ed. Les Belles Lettres, París, 1962, vol. 2, p. 27.
3 Constitución y Tribunal Constitucional, ed. preparada por Enrique Linde Paniagua, ed. Civitas, Madrid, 1985, p. 20.
4 Pese a todo, es preciso recordar las siguientes palabras de Manuel Fernández-Galiano en su introducción a La República de Platón (Alianza Editorial, Madrid, 1988, p. 7): «El título con que se conoce este tratado no corresponde al original griego de Politeía que aparece en Aristóteles: la traducción exacta de este sería "régimen o gobierno de la polis (o ciudad-estado)"; pero, a través del latín Res publica, que tiene también este último sentido y fue empleado por Cicerón para rotular su obra sobre el mismo tema, ha sido vertido con ese término al castellano».)

 

 

 

 

 

 

 

 

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