Los compuestos vulgares españoles son el resultado de la unión de dos palabras2: alicorto (ala + corto), hierbabuena (hierba + buena). No obstante, a pesar de estar integrados por constituyentes del mismo tipo, estos compuestos no forman una categoría homogénea. Puede establecerse una distinción entre compuestos morfológicos3 y compuestos sintácticos. En los primeros, las palabras constituyentes se unen de modo diferente a como lo hacen normalmente en el discurso. Los segundos no se diferencian constructivamente de los sintagmas del discurso. Son compuestos morfológicos, por ejemplo, las formaciones de nombre determinante y adjetivo determinado como alicorto o astifino, que pueden parafrasearse respectivamente como corto de alas y fino de astas, o las construcciones de dos adjetivos yuxtapuestos: francogermano, hispanoalemana, agridulce, aovado-lanceolada, que en una construcción sintáctica deberían ir separados por una coma o unidos por la conjunción copulativa y.
Entre los compuestos sintácticos se cuentan, entre otras construcciones, palabras complejas constituidas por adjetivo y nombre (o viceversa): hierbabuena, campo santo, huecograbado, nombre + nombre en aposición: hombre rana, casatienda, o nombre + de + nombre: ojo de buey.
Voces compuestas como capital-riesgo son el resultado de la unión de un nombre determinado (primer miembro del compuesto) y un nombre determinante, que mantienen una relación de subordinación diferente de la aposición sin que entre ellos medie una marca de subordinación4. En vista de esto, puede adscribirse capital-riesgo a los compuestos morfológicos.
Los compuestos morfológicos forman necesariamente una unidad gráfica, acompañada de la reducción acentual de la nueva palabra (ojinégro, sanguinégro, etc.) o limitada al enlace de sus constituyentes mediante un guión: activista-empirista, estructural-funcional. Los compuestos sintácticos no muestran necesariamente esa cohesión gráfica, que, cuando se da en ellos, presupone la existencia de factores cuyo análisis requeriría mucho más detenimiento. A grandes rasgos, puede decirse que las posibilidades de cohesión gráfica de los compuestos sintácticos se ven favorecidas, entre otras cosas, por factores fónicos, como la longitud de la nueva palabra compleja (es normal la reducción gráfica de voces como hierba buena -hierbabuena-, pero no la de compuestos más largos como hierba sarracena), factores formales, como la supresión de la preposición: ajoarriero (= ajo de arriero), verdemar ( = verde de mar), o el factor tiempo, que hace, por ejemplo, que llegue a resultar extraño ver separados los constituyentes inmediatos de determinados compuestos: aguanieve o la misma hierbabuena.
Al ser capital-riesgo un compuesto de dos sustantivos relacionados de manera « sintáctica», ha de exhibir una unidad gráfica, que se manifiesta en el enlace de los sustantivos mediante un guión5. Y, por la misma razón, deberían escribirse también con guión voces semejantes como capital-desarrollo, capital-inversión, etc.
En estos ejemplos, no sería posible la fusión gráfica total (capitalriesgo) porque el núcleo o elemento determinado de los compuestos morfológicos debe mantener su integridad y, por tanto, cuando se dé el caso, sus posibilidades de variación morfológica (como, por ejemplo, corto en pernicorto/a/os/as).
José Luis Martín Yuste
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