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La importancia del guión inglés

En el idioma inglés, la yuxtaposición de dos o más sustantivos puede conferir a alguno de ellos una función adjetival. Cuando se trata de un conjunto de tres o más nombres, la relación entre ellos no es siempre evidente, por lo que conviene entonces recurrir al guión, tanto para ayudar al lector como para dejar bien sentada la recta interpretación que debe darse a la frase. La mala colocación del guión, o su ausencia, puede dar lugar a despropósitos gramaticales de indudable efecto jocoso. A estos casos me refiero a continuación, inspirado en la máxima «enseñar deleitando» y habiendo sacado ambos ejemplos de «Cartas al director» del periódico londinense The Times, sección que es la que más me interesa en todos los periódicos del mundo.

El primer ejemplo ilustra los efectos perniciosos de la mala colocación del guión. Se trata de una advertencia fijada en los campeonatos de béisbol americanos (a veces me harto del «norteamericano» y más aún del «estadounidense») dirigida a «hot-dog-munching sports fans». Atendiendo a la estructura gramatical de la frase nos veríamos obligados a traducir que la advertencia va dirigida a los acalorados «hinchas que muerden a los perros», o algo parecido.

Las escuelas de periodismo norteamericanas enseñan que «el hecho de que un perro muerda a un hombre» (generalmente los sufridos carteros rurales, agregamos nosotros) no es noticia, pero «que un hombre muerda a un perro sí lo es». La advertencia comentada era realmente noticia pero el lector ya habrá comprendido que debió haberse escrito hot-dog munching sports fans, con lo que entonces nos dirigiríamos a los aficionados que comen perritos calientes y nos imaginamos que a continuación vendrían algunas recomendaciones ecológicas o sanitarias. El horrendo calco «perrito caliente» está recogido por la Real Academia. Esto fue noticia en su día y lo sigue siendo.

El segundo ejemplo que queremos comentar ilustra los efectos perversos de la ausencia de guión y se refiere a un suelto periodístico que informaba que a determinada asamblea habían asistido «some twelwe hundred odd people», es decir, «unos mil doscientos tipos raros». Claro que aquí el guión debió haberse colocado entre hundred y odd. Para ser rigurosamente exactos no podríamos hablar de «unas mil doscientas personas» ya que con ello indicaríamos que la cifra podría haber sido inferior a dicho número, mientras que en inglés se expresa que fue superior. Deberíamos pues hablar de «más de», para no recurrir al «pico», que podría ofender a nuestros colegas chilenos.

Alfonso Torrents del Prats

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