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RESEÑAS


Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina

Fernando A. Navarro
McGraw-Hill Interamericana, Madrid, 2000
ISBN: 84-486-0286-4

Acaba de publicarse el tan esperado diccionario de Fernando Navarro. Tan esperado porque quienes conocemos al autor sabíamos que no podía decepcionarnos y, en efecto, «el Navarro» (pues se acabará mencionando con la familiaridad con que se trata a los grandes) produce en el traductor que lo hojea por primera vez un sentimiento de maravilla e incrédula admiración que pocas obras suscitan.

No es exageración. Esta obra no sólo viene, según la terminología habitual de las reseñas bibliográficas, «a colmar una laguna, etc.» en el campo de la traducción médica en español, sino que además se convertirá, por su calidad innegable, en referencia imprescindible para los traductores médicos, los médicos traductores y los cada vez más frecuentes traductores «polivalentes» (mercado obliga). Más aún si, como el propio autor señala, recordamos que el español médico es una lengua traducida, y traducida del inglés.

El buen hacer de Fernando Navarro asoma en cada entrada. Es evidente que esta obra materializa el ideal de cualquier traductor: que un experto en la materia con una amplísima experiencia en traducción en su campo ordene y dé a conocer en forma sistemática su fichero personal pulido a lo largo de muchos años de trabajo. Y que además se trate de alguien con agudo espíritu crítico, gran amor por su lengua y tanta humildad como capacidad para proponer soluciones. Y es el caso.

Por ser un diccionario crítico y de dudas se ha tenido mucho cuidado en la organización y presentación de las entradas. A los comentarios sobre la duda o problema que justifica la inclusión del término en el diccionario siguen las colocaciones más frecuentes en las que aparece (véanse paper o vein) y las remisiones sistemáticas a otras entradas. La minuciosidad con la que se ha engarzado el material léxico hace que los cabos queden atados y que el texto, aunque denso, no resulte farragoso. Para mayor facilidad de lectura no se sobrecargan las entradas con referencias, notas o citas, si bien la bibliografía es abundante y selecta.

En este diccionario es virtud lo que en otros es vicio, a saber, que tantas entradas se salgan del ámbito propuesto (el de un diccionario médico en este caso), y lo es porque se hace con una pertinencia poco habitual. Encontramos, pues, notas sobre el uso del inglés (funeral, gender, industrial), cuestiones ortográficas en español (eczema, blister), uso de latinismos (ab initio, fremitus), problemas de transcripción de otros alfabetos (chikungunya), uso en español de nombres propios (Munchausen's syndrom) y topónimos extranjeros (Geneva), además de múltiples incursiones en otros ámbitos, como estadística (variance), bibliología (cover), zoología (rhesus monkey), informática (freeware, CD-ROM) o botánica (belladonna, quillaia).

Es muy sistemático en la clasificación de dudas y errores de traducción: términos aparentemente sencillos (véanse body, cell, disease, head, health o fever y sus traducciones), advertencias sobre el literalismo en la traducción de afijos (de-, -oid, -in), traducción de plurales latinos en -a, muy frecuentes en inglés (vasa, protozoa), continuas llamadas de atención sobre falsos amigos (disgrace, drug, herb, innocent), anglicismos innecesarios (rash, monitoring) y necesarios (catgut) y calcos propios de la pereza traductoril (disruption, frenectomy, murmur). No pierde tampoco de vista el uso de registros diferentes en las nomenclaturas de ambas lenguas: lo que en inglés suele expresarse descriptivamente en español se denomina por lo general con tecnicismos que a nadie sorprenden (inflamation of the liver/hepatitis, head injury/traumatismo craneal). Esta inusual exhaustividad bastaría para considerarlo un diccionario altamente recomendable. Pero es que además hay que añadir las muchas entradas en las que el autor hila finísimo aportando soluciones en su más puro estilo, sabia combinación de erudición, claridad expositiva y sentido común. Por citar sólo un par de ejemplos, véanse la distinción entre anaesthetist/anesthetist/anesthesiologist y la curiosa entrada caduceus o el riguroso seguimiento de la siempre cambiante terminología oficial en farmacología, de una complejidad tremenda por ser varios los organismos que dictan nomenclaturas oficiales.

Una sola pega en un diccionario que, de puro bien hecho, no tiene ni siquiera erratas tipográficas, o casi: echamos de menos un índice español-inglés al final de la obra que hubiera permitido búsquedas rápidas en la otra dirección y redondeado un trabajo que rezuma minuciosidad y amor por el oficio.

Beatriz Porres de Mateo
Beatriz.PorresDeMateo@esc.eu.int

Luis González
luis.gonzalez@ec.europa.eu

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