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Apunte sobre la estructura morfológica de «correl»

E-mail es en inglés un compuesto creado por abreviación (en este caso, más bien, reducción de electronic a su mínima expresión) del término adyacente de un sintagma. El español conoce una forma de composición semejante en voces como «ciberespacio», «telespectador» o «autocamión (camión automóvil)». En estas creaciones léxicas el término abreviado ocupa, como en inglés, la primera posición del segmento. Por otro lado, el núcleo del compuesto («espacio, espectador, camión») mantiene su forma íntegra con las variaciones morfológicas (singular/plural, masculino/femenino) correspondientes. En nuestra lengua es, sin embargo, extraña la formación de nombres comunes compuestos mediante un sustantivo nuclear en primera posición y un adyacente abreviado1, como sucede con «correl», que, además, presenta un núcleo («corr-») truncado debido a la colisión de las vocales «eoe: correoel» y la subsiguiente reducción del triptongo. Desde este punto de vista, serían más españolas, aunque más largas y de significado más restringido, formaciones léxicas como «electrocorreo» o «electrobuzón».

Debido a la singularidad morfológica de correl, es cierto que sus posibilidades de éxito dependerían seguramente de que hubiera otras palabras del mismo tipo terminadas en «-el», tal como señaló Luis González en su día. Por otra parte, hay que reconocer que, además de su brevedad, «correl» presenta, precisamente por su rareza, la ventaja de poder ser utilizado, por convención, para cualquiera de las acepciones de e-mail: correo, buzón, dirección, mensaje (electrónicos).

Hasta aquí hemos indicado las características morfológicas de «correl», sus ventajas, las condiciones en que podría imponerse. El problema es que nadie sabe si esas condiciones se darán algún día, incluso si es posible que se den, porque estamos, al fin y al cabo, ante un tipo de creación artificial que utiliza recursos extraños a la formación de nombres comunes en español. Además, al formar «correl» no se ha tenido en cuenta que en español no es normal que el núcleo (primer término) de un nombre común compuesto formado por un sustantivo y un adjetivo («hierbabuena») aparezca deformado, como «correo» en «correl», hasta el punto de resultar casi irreconocible.

En vista de todo esto, pienso que la siguiente hipótesis no es demasiado aventurada: dado que «e-mail» es una palabra polisémica para la que en español no se ha encontrado una correspondencia -que parece sentirse como necesaria- aceptada por la mayoría, el término inglés se introducirá en nuestra lengua, como ha sucedido con otros anglicismos. La pronunciación y la grafía de la voz extranjera se adoptarán tal cual o se adaptarán al español. De adaptarse, en el diccionario figuraría una entrada como «imeil», tras la cual convendría incluir la observación de que procede «del inglés e-mail». En cambio, si la palabra inglesa se adopta tal cual, después de la entrada «e-mail» sería aconsejable recoger, como guía de pronunciación, su transcripción fonética ['i:mεil], como hace por ejemplo, para el alemán, el Wahrig Deutsches Wörterbuch, cuando en su última edición incluye por primera vez el término inglés.

José Luis Martín Yuste
jose.martin@ec.europa.eu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Casado Velarde («La creación léxica por acronimia en el español actual», Español Actual, 1979, 35-36, pp. 35-43) cita algunos compuestos («narraluces», de «narradores» y «andaluces» «maomificado», de «Mao [Tse Tung]» y «momificado») ocasionales que no hacen sino demostrar la rareza de este tipo de formaciones. Además, en ellas el adjetivo está truncado en su principio y no al final, como en «correl».

 

 

 

 

 

 

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