capítulo precedentecapítulo siguientePágina principal

Inward investment = inversión entrante

Se designa así la inversión que procede de fuera, ya sea del extranjero o, si hablamos de una región concreta dentro de un país, de la proveniente de fuera de su territorio. La expresión parece usarse cada vez más como consecuencia de la «regionalización» de Europa; es decir, que no sólo contabiliza cada país la inversión extranjera recibida (foreign investment), sino que además cada región del mismo puede contabilizar la inversión que le viene «de fuera», ya tenga origen nacional o internacional.

El concepto se usa mucho para un fenómeno económico especialmente fuerte en el Reino Unido, país que cuenta con una activa política para atraer inversiones (a través del Invest in Britain Bureau) no sólo a nivel nacional, sino también local:

«Inward investment can be broadly defined as the process by which companies based outside a particular geographical area invest in economic activities within that area. It has been one of the most prominent components of UK national and regional industrial strategies in the 1980s and 1990s.» [P. Christodoulou, Inward Investment, An Overview and Guide to the Literature, 1996]

«Inward investment is now the main priority of local governments' economic development strategies. The success of a few authorities in attracting new investments during the boom times of the late 1980s has forced virtually all local authorities to enter the fray - if only to prevent the companies they already have from being poached by competing areas.» [Two-Ten News Network, News Release, 11.3.1996 (http://releases.twoten.press.net)]

En inglés, y desde una perspectiva nacional, las expresiones [inward] foreign investment e inward investment, pese a no ser estrictamente sinónimas, aparecen como intercambiables en los textos; a nivel regional, sin embargo, dejan de serlo, y se habla sólo de inward investment.

¿Cómo traducir inward investment? Sólo aparece como tal en uno de los glosarios y diccionarios consultados, el «Cassell Multilingual Dictionary of Local Government and Business» (Londres, 1993), que ofrece implantation d'une société étrangère y ausländische Direktinvestition. Y como se desprende de la definición de P. Christodoulou transcrita más arriba, la expresión no parece ser tanto un tecnicismo como un término descriptivo. Quizá por ese motivo, las traducciones encontradas en documentos comunitarios de toda procedencia vacilan enormemente: «inversión interna», «inversión interior», «inversión extranjera», «inversión [procedente del] exterior» o incluso «inversión exógena», como propone una ficha pescada en EUTERPE (base terminológica del Parlamento Europeo).

Ninguna de ellas parece, sin embargo, plenamente satisfactoria. «Inversión interna» o «interior» no recogen la idea del movimiento (de entrada en este caso) de las inversiones; lo que aquí importa es que se trata de inversiones procedentes de fuera. Es un matiz que sí recogen algunos originales españoles que hablan de «flujos inversores de entradas» (y de «flujos inversores de salidas» para lo que en inglés sería outward investment). Por otro lado, «inversión interna» podría confundirse con «inversión nacional», que se opone como concepto a «inversión extranjera».

Por lo que a «inversión extranjera» se refiere, el concepto excluye la inversión procedente de otras regiones del país cuando estamos hablando en perspectiva regional; parece recomendable dejarla como traducción unívoca de foreign investment, es decir, la que va de un país a otro.

«Inversión exterior» podría parecer satisfactoria, pero es ambigua: al no recoger tampoco aquí la dirección en que se produce el movimiento inversor, vale para traducir tanto inward investment como outward investment. De hecho, en textos españoles hemos encontrado reunidos bajo el epígrafe «inversión exterior» tanto las inversiones procedentes del extranjero como las que salen fuera del país. La variante «inversión procedente del exterior» sólo sería aceptable cuando el contexto deja muy claro qué se entiende por «exterior», es decir, si ya se sabe que estamos hablando del extranjero respecto a un país o del exterior, nacional o extranjero, de una región.1

Por último, «inversión exógena» es sin duda una solución ingeniosa, pero presenta el inconveniente de no contar con un contrario que resulte simétrico: «inversión endógena» no vale para traducir outward investment.

Así, inspirándonos en los «flujos de entradas/salidas» de que hablábamos, hemos llegado a la conclusión de que sería factible traducir inward investment como «inversión entrante» y su opuesto outward investment como «inversión saliente» (con alternativas estilísticas: «inversiones de entrada/inversiones de salida»). Evitamos hablar de «flujos», para no confundir con lo que en terminología económica se designa como flow (cash flow = «flujos de caja» flow of funds = «flujos monetarios», etc.), y de «entradas/salidas» para no darle una apariencia de terminología contable.

Nada impide, por otro lado, hablar de «inversión» sin más, cuando el contexto deja claro en qué dirección se produce, o de «atracción/captación de inversiones» en una región o, cuando está claro que se habla de países, de la conocida «inversión extranjera» que, gracias al fenómeno de la regionalización, se ha convertido en una forma más de inversión entrante, pero no la única.

Beatriz Porres
Beatriz.PorresDeMateo@ces-cdr.be

Jesús Iglesias
jiglesias@europarl.europa.eu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. La perspectiva geográfica adoptada es, pues, determinante a la hora de traducir, y al igual que no hay que confundir [inward] foreign investment con inward investment cuando se habla de una región, también hay que evitar el riesgo de malinterpretar, a nivel supranacional, conceptos como extra-regional/intra-regional foreign direct investment, que aluden a una región o territorio que abarca varios países.

 

 

 

 

 

 

capítulo precedentecapítulo siguientePágina principal