El término «polvo» no tiene un significado científico preciso, pero se suele definir como un sólido que ha sido reducido a una masa de partículas finas. El tamaño de las partículas es igual de importante que la naturaleza del polvo a la hora de establecer si es peligroso. En general, los tipos más peligrosos de polvos son aquellos con partículas muy pequeñas que no son perceptibles a simple vista, como sucede con los polvos finos. Estos tipos de partículas son lo bastante pequeñas para ser inhaladas pero, al mismo tiempo, lo bastante grandes para quedar atrapadas en el tejido pulmonar y no ser exhaladas. No obstante, algunas sustancias (por ejemplo, el amianto) producen unos polvos muy gruesos con partículas grandes que también pueden resultar peligrosas.

Recuerde: las sustancias pueden producir polvos con partículas de diferentes tamaños; solo porque vea partículas grandes de polvo o gránulos no debe suponer que no hay también partículas pequeñas.



1. ¿Qué tipos de polvo existen?

Nanomateriales: muchos procesos modernos utilizan nanomateriales. Estos resultan especialmente peligrosos porque, si se respiran, pueden pasar directamente al flujo sanguíneo a través de la piel y de las membranas pulmonares. Deben ser considerados peligrosos para la salud con independencia del material de que estén hechos. El equipo de protección normal no ofrecerá una protección adecuada, por lo que debe ponerse en contacto con su laboratorio antes de abrir o de intentar obtener una muestra de dichos productos.

Polvos tóxicos: se producen generalmente cuando se trabaja con sustancias que son, a su vez, tóxicas, por ejemplo, sustancias químicas que contienen plomo, mercurio, cromo u otras sustancias orgánicas tóxicas como el fentanilo y sus análogos. Si se inhalan, pueden dañar los pulmones o pasar al flujo sanguíneo y extenderse por todo el cuerpo. Los fentanilos y otros opioides sintéticos pueden provocar una depresión respiratoria y una sedación muy rápidas. Véase «Drogas controladas».

Polvos nocivos: pueden ser generados por la manipulación de materiales como:
Estos tipos de polvo solo suelen resultar irritantes, pero en formas concentradas pueden ser peligrosos para la salud. El polvo de maderas duras es carcinógeno (véase la sección 7).

En algunas zonas puede que se encuentre con polvo de cannabis al desempeñar su trabajo (por ejemplo, en un almacén oficial). Este tipo de polvo no se considera especialmente peligroso, ya que el cuerpo no lo absorbe fácilmente y la concentración suele ser baja.

Polvos inflamables: los polvos inflamables se desplazan por el aire en nubes y pueden prenderse fácilmente, provocando fogonazos o explosiones. Pueden encenderse con una chispa o en contacto directo con una llama, o incluso al depositarse en una superficie caliente. Cuando los polvos inflamables se depositan y prenden, pueden estallar o simplemente arder, mucho después de que se haya retirado la fuente de la ignición. Tras una explosión, los polvos inflamables se pueden dispersar sobre una zona amplia, lo que incrementa el riesgo de un incendio grave.

Es muy poco probable que se encuentre con polvos inflamables durante su trabajo.



2. ¿Dónde se pueden encontrar?

Puede encontrar polvos nocivos prácticamente en cualquier lugar. Algunos de los más habituales son:
Asimismo, podría encontrarse con polvos tóxicos o inflamables en concentraciones peligrosas en lugares en los que se carguen, descarguen o desplacen cargas a granel (por ej., cereales, minerales metálicos, carbón, etc.).



3. ¿Qué daños pueden provocar los polvos?

Los polvos suelen provocar daños en los pulmones y en el sistema respiratorio, pero algunos tipos pueden provocar cáncer. Las principales enfermedades asociadas a la inhalación de polvos peligrosos son:

La neumoconiosis benigna. Enfermedad provocada al inhalar polvos aparentemente inocuos que se depositan en los pulmones hasta alcanzar un grado que ya los hace visibles en una radiografía. No provocan daños en el tejido pulmonar y, por ello, la enfermedad no es discapacitante. Esta afección se suele asociar con polvos de metales como el hierro y el estaño.

La neumoconiosis. Es un nombre colectivo para un grupo de neumopatías crónicas provocadas por la inhalación de polvos de partículas minerales. El término engloba una serie de enfermedades que reciben su nombre del polvo que las provoca. Las más conocidas son:
La neumonitis. Inflamación de los tejidos pulmonares o bronquíolos principalmente provocada por la inhalación de ciertos polvos de metales. Los síntomas son similares a los de la neumonía, pero varían en gravedad, en función de qué metal se haya inhalado. Las causas más habituales son los polvos de cadmio y berilio.

El mesotelioma de la pleura. Tumor pulmonar, principalmente provocado por la exposición al amianto (véase «amianto»).

El cáncer de pulmón. También puede deberse a cualquier exposición al amianto (véase «amianto»).



4. ¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo?

En el caso de la mayoría de los tipos de polvo, incluidos los polvos nocivos, las normas de salud y seguridad han establecido límites de exposición. Debe consultar las directrices nacionales y la legislación comunitaria.

Sin embargo, puesto que probablemente apenas pueda controlar la fuente del polvo en la mayoría de los casos, debe tomar todas las precauciones posibles para reducir los riesgos. Debe:
Recuerde: solo debe permanecer en un ambiente cargado de polvo el periodo mínimo de tiempo necesario para realizar su trabajo (aunque lleve puesta una protección respiratoria).



Le remitimos a la legislación y a las recomendaciones de su administración nacional para obtener información adicional.
Las recomendaciones que contiene esta sección pretenden servir de recordatorio general de los riesgos que se pueden encontrar durante los procedimientos de examen y muestreo, del equipamiento de seguridad que se debe utilizar y de las precauciones que hay que tomar.


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1.012.10.2012Primera versión
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