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La política de cohesión reduce las diferencias de desarrollo: noveno informe sobre la cohesión

  • 27 Mar 2024
Desde 2004, la política de cohesión ha reducido considerablemente las disparidades en cuanto al producto interior bruto y al empleo entre el este y el oeste de la Unión Europea, pero persisten retos como la fuga de cerebros y las trampas del desarrollo, según el noveno informe sobre la cohesión de la Unión
La política de cohesión reduce las diferencias de desarrollo: noveno informe sobre la cohesión

En el informe, que es una evaluación periódica del estado de la cohesión en la Unión Europea (UE) y cuya octava edición se publicó en 2022, se ofrece una panorama de lo que se ha logrado y de lo que aún queda por hacer para orientar las políticas de la UE destinadas a garantizar un crecimiento equilibrado y a largo plazo. Se evalúa si se han reducido las disparidades, qué regiones ostentan una posición destacada y cuáles aún tienen que mejorar. 

La comisaria de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, declaró: «El noveno informe sobre la cohesión muestra que, en los últimos veinte años, la política de cohesión ha cumplido satisfactoriamente su objetivo de promover la cohesión económica, social y territorial entre las regiones. Para los ciudadanos de los Estados miembros de la ampliación de 2004, la política de cohesión ha supuesto nuevas oportunidades, más prosperidad y una mejor calidad de vida». 

La política de cohesión funciona 

Más de 30 años después de la creación del mercado único europeo y 20 años tras la ampliación de 2004, en el informe se demuestra que la eliminación de los obstáculos a la libre circulación ha mejorado la asignación de recursos y fomentado el intercambio de ideas y la innovación en toda Europa. La diversidad de sus regiones ofrece a la UE numerosas ventajas competitivas. 

Las inversiones de la política de cohesión en infraestructuras, innovación y educación han permitido a las regiones aprovechar las ventajas de la competencia internacional. Al impulsar la eficacia del mercado único, estas inversiones han contribuido al desarrollo de unas cadenas de valor robustas dentro de la UE, sobre todo respecto a las tecnologías críticas. Esto ha fortalecido la resiliencia regional frente a las crisis y la autonomía estratégica de la UE en un contexto geopolítico difícil. 

Las regiones de la UE han logrado una convergencia extraordinaria, en gran parte gracias a la política de cohesión. En los Estados miembros que se han adherido desde 2004, el producto interior bruto (PIB) per cápita aumentó del 52 % a casi el 80 % de la media de la UE en 2022, mientras que el desempleo se redujo del 13 al 4 %.

Se espera que las inversiones de la política de cohesión en los programas para los períodos 2014-2020 y 2021-2027 aumenten el PIB de la UE en un 0,9 % de aquí a 2030. Los programas tienen efectos duraderos y, 30 años después de su inicio, cada euro invertido habrá generado 3 EUR adicionales de PIB. Su repercusión es mucho mayor en Europa Central y Oriental: por ejemplo, se prevé que uno de los últimos países en incorporarse a la UE, como Croacia, presente un aumento de su PIB del 8 %. El crecimiento en las regiones menos desarrolladas, principales beneficiarias de la política, también beneficia a más desarrolladas al estimular la demanda de sus bienes y servicios, a corto plazo, directamente por las inversiones financiadas por la política, y a largo plazo, por el aumento de las importaciones procedentes de las regiones menos desarrolladas. 

Además, los recursos de la política de cohesión se movilizaron rápidamente para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19, lo que reforzó la capacidad de la UE para resistir a las perturbaciones y evitó la aparición de disparidades nuevas. En un primer paso, la Iniciativa de Inversión en Respuesta al Coronavirus dedicó 23 000 millones EUR de los Fondos de Cohesión a luchar contra la pandemia. Posteriormente, la Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa aportó a través de los fondos de cohesión 50 600 millones EUR de ayuda adicional. 

Retos persistentes 

No obstante, siguen existiendo retos. Como explicó la comisaria Ferreira: «La política de cohesión se enfrenta a retos que van desde las regiones que se encuentran en una trampa del desarrollo, las disparidades intrarregionales y la fuga de cerebros de las regiones menos desarrolladas a las más desarrolladas». 

La convergencia entre los Estados miembros va a veces acompañada de un aumento de las disparidades dentro de los países, sobre todo entre las regiones de las capitales y las demás regiones. Al mismo tiempo, algunas regiones están estancadas, lo que genera descontento político. 

Otras —algunas con problemas estructurales muy arraigados— siguen rezagadas, a pesar del importante apoyo recibido. En ese sentido, la política de cohesión sigue siendo una fuente de estabilidad, al garantizar el acceso a los servicios básicos. Sin ella, la situación podría deteriorarse drásticamente. 

Además, a pesar de la simplificación del marco legislativo, algunas de las regiones que necesitan más apoyo tienen dificultades para sacar el máximo partido a los recursos asignados. 

La política de cohesión es más pertinente que nunca 

En el informe se pone de relieve la persistencia de disparidades que, si no se abordan, pueden verse agravadas por las transiciones ecológica y digital, el declive demográfico y la incertidumbre de la situación geopolítica. 

La política de cohesión es más necesaria que nunca para mantener unida la UE. La alternativa sería una UE fragmentada con un mercado único disfuncional, incapaz de proporcionar estabilidad a sus ciudadanos. Esto avivaría las tensiones, lo que socavaría el proyecto europeo y las futuras ampliaciones. 

La política de cohesión no puede abordar estos problemas por sí sola, pero desempeñará un papel vital, tanto aprovechando los logros anteriores, mediante asociaciones con las regiones menos desarrolladas, como modernizándose.  

«Tenemos que modernizar la política. Necesitamos un marco jurídico más simplificado, una aplicación más rápida, una mayor vinculación con las reformas y flexibilidades incorporadas para crisis imprevistas. Esto garantizará el papel de la política de cohesión como el pegamento que mantiene unida a Europa», declaró la comisaria Ferreira. 

Una mayor simplificación del marco de programación permitirá que se beneficien las regiones menos desarrolladas y vulnerables, sin perjuicio de los intereses financieros de la UE. Para acelerar su aplicación, la política podría aprovechar la experiencia de otros instrumentos de la UE en ámbitos como la disociación de los pagos y gastos. Una mejor articulación con las reformas permitiría superar los obstáculos al crecimiento adaptando el apoyo a las situaciones regionales. 

La futura ampliación 

Por último, las futuras ampliaciones son un claro argumento a favor de la política de cohesión. Los recién llegados serán más pobres, lo que aumentará de nuevo las disparidades dentro de la UE. Además de necesidades, tendrán expectativas, que la UE deberá satisfacer al tiempo que afronta los retos de los actuales Estados miembros. La política de cohesión se enfrentará así a una batalla en dos frentes. 

Sin embargo, como concluyó la comisaria Ferreira «la política de cohesión ha demostrado que es capaz de asumir los retos vinculados a la ampliación y está preparada para hacerlo con los relativos a una nueva ampliación de la UE». 

El informe estimulará los debates en el Foro de Cohesión, previsto para los días 11 y 12 de abril. Representantes públicos y de la sociedad civil debatirán sobre cómo la política puede garantizar que todas las regiones se beneficien de los cambios estructurales que están en curso en la UE.