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COLABORACIONES


Sorpresas de una toponimia a contracorriente

Las últimas proposiciones de la RAE sobre toponimia (que figuran en el apéndice «Lista de países y capitales, con sus gentilicios» de su reciente Ortografía de la lengua española) representan una fuerte apuesta, que me parece bastante contradictoria con estos tiempos de globalización, en favor de las opciones más decididamente castizas. Se trata de una vieja tentación, que alguna vez he denominado «la vía portuguesa» (véase puntoycoma n.o 100, p. 61).

En efecto, el idioma portugués decidió desde el principio adaptar totalmente los topónimos a una grafía «autóctona» que no presentara ambigüedad alguna en cuanto a su pronunciación (por ejemplo, «Antuérpia» por Antwerpen, «Bangladeche» por Bangladesh, «Estugarda» por Stuttgart o «Quília» por Kiel). En cambio, la tendencia imperante hasta ahora en español había sido limitarse a conservar los exotopónimos con larga tradición (básicamente, los nombres que ya habían conocido formas hispanizadas desde hacía siglos, por motivos históricos), pero respetar los endotopónimos en los demás casos (así, al lado de Londres, Moscú o Pekín, teníamos Delhi, Mbabane o Phnom Penh).

¿Teníamos? Pues sí, porque quienes deseen seguir las últimas propuestas de la RAE ahora deberían escribir «Deli», «Babane» y «Nom Pen».

Gran limpieza de «letras raras»

A partir de ahora van a desaparecer nombres muy consolidados, ciertas combinaciones de consonantes, varias letras como la cu sin u o la hache intercalada, dígrafos bastante arraigados, letras dobles y otros sospechosos habituales. ¿Y cuál es la excusa?

Pues va a ser la supuesta ineptitud del «español medio» para pronunciar esos sonidos. No sé yo si ese español medio no sería capaz de pronunciar «Mbabane», pero en tal caso me extrañaría mucho que saliera airoso pronunciando el aún obligatorio «Schleswig».

Un caso que me asombra especialmente es la desaparición del dígrafo «sh». Si se siguiera a la RAE ya nadie podría escribir Ashjabad, Bangladesh, Bishkek, Dushanbé, Kinshasa ni Tashkent (aunque parece que por ahora todavía puede escribirse Washington). ¿Por qué ese caso me parece especialmente sorprendente? Pues porque el mismísimo Diccionario de la lengua española de la propia RAE incluye palabras como «sheriff», «sherpa», «short» o «show». ¿Es o no es incapaz el «español medio» de pronunciar tal sonido? En todo caso, puedo certificar que muchos españoles no castellanos no tienen mayor problema en hacerlo (¡claro que no, mushasho!). Y esto me lleva a sospechar que los académicos confunden la pronunciación del español medio con la de ciertos locutores de televisión (juro que no hace mucho oí a uno que afirmaba sin complejos que se había nombrado presidente de Alemania a un tal Hua Jingau).

Para finalizar, citaré un último caso que se me antoja bastante sospechoso; la RAE propone escribir Nukualofa como capital de Tonga (en lugar del endotopónimo Nuku'alofa) en flagrante contradicción con lo que propugna oficialmente para los topónimos en general: «Se respetarán tanto los diacríticos como la acentuación original de los topónimos extranjeros» (punto 3.2.3 del capítulo VII de la misma Ortografía); si confiesa preferir Øresund a Oresund, ¿por qué le molesta el apóstrofo tongano? ¿Será que, como ya ha ocurrido otras veces, lo que vale para Europa no se aplica a los antiguos protectorados? Tal vez eso explique también por qué los que se atreven con Mbabane dejan intacto el Schleswig.

Decisión del GIT

El Grupo Interinstitucional de Toponimia de las instituciones y organismos de la Unión Europea, tras un debate celebrado en enero y febrero, decidió respetar, en general, las propuestas de la RAE.

Así pues, decidió aceptar las modificaciones que figuran a continuación.

Uso del artículo

Se recomendará el uso del artículo en los topónimos siguientes: el Ecuador, el Paraguay, el Perú y el Uruguay.

Estados

Se restablecerá la mayúscula inicial en la Antigua República Yugoslava de Macedonia; Bahréin se convertirá en Baréin; Bhután, en Bután; Guinea-Bissau, en Guinea-Bisáu; Iraq, en Irak; Kazajstán, en Kazajistán, y Malí, en Mali.

En cuanto a los nombres oficiales, el Estado de Brunéi Darussalam pasará a escribirse Estado de Brunéi Darusalam.

Gentilicios

Bahreiní pasará a escribirse bareiní, butanés reemplazará a bhutanés; iraquí se escribirá irakí y ceilandés será sustituido por esrilanqués.

Monedas

El birr se escribirá bir y el cedi ghanés pasará a ser simplemente cedi.

Capitales

Se procederá a los cambios siguientes:


País

Forma antigua

Forma nueva

Antigua y Barbuda

St John's

Saint John's

Australia

Canberra

Camberra

Bangladesh

Dakha

Daca

Burundi

Bujumbura

Buyumbura

Bután

Thimphu

Timbú

Camboya

Phnom Penh

Nom Pen

Corea del Norte

Pyongyang

Pionyang

E.A.U.

Abu Dhabi

Abu Dabi

EE. UU.

Washington

Washington D. C.

Etiopía

Addis Abeba

Adís Abeba

Ghana

Accra

Acra

Guinea-Bisáu

Bissau

Bisáu

India

Nueva Delhi

Nueva Deli

Jordania

Ammán

Amán

Kirguistán

Bishkek

Biskek

Mongolia

Ulán Bátor

Ulán Bator

Nigeria

Abuja

Abuya

Países Bajos

Amsterdam

Ámsterdam

R. D. del Congo

Kinshasa

Kinsasa

Suazilandia

Mbabane

Babane

Tayikistán

Dushanbé

Dusambé

Tonga

Nuku'alofa

Nukualofa

Turkmenistán

Ashjabad

Asjabad

Uzbekistán

Tashkent

Taskent

 

Además de esta cuarentena de casos, hay algunos otros (como el de Bangladés por Bangladesh o el de Catar por Qatar) en los que el GIT ha decidido reservar su decisión hasta haber llevado a cabo determinadas consultas con el Ministerio de Asuntos Exte-

riores de España y con la Real Academia Española, lo que tendrá lugar próximamente con ocasión del desplazamiento a Madrid de un miembro del GIT, en el marco del programa VTS (Visiting Translator Scheme) de la DG de Traducción de la Comisión Europea.

 

Miquel Vidal
Comisión Europea
miguel.vidal-millan@ec.europa.eu

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