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NEOLÓGICA MENTE


La traducción de los neologismos crowdsourcing, crowdhacking y crowdfunding

El traductor de términos técnicos del inglés al español se suele encontrar en una encrucijada difícil de sortear. Debe decidir entre la transparencia semántica y la apariencia sintética del término traducido, por un lado. Por otro lado debe decantarse entre un tecnicismo más críptico y una voz más asequible al lector medio. Con todas estas exigencias en mente, y teniendo siempre en cuenta a quién va dirigido el texto final, el denodado traductor puede optar por una traducción cero (es decir, dejar el término en la lengua original), por ofrecer un equivalente a modo de explicación o paráfrasis, por crear una voz que condense el significado de la palabra original o por inventar un término calcado del vocablo primigenio. El estudio de los neologismos crowdsourcing, crowdhacking y crowdfunding y de sus posibilidades de trasvase al español ilustra esta lucha eterna del profesional de la traducción por encontrar equivalencias sintéticas pero claras, fieles al original pero patrimoniales.

Crowdsourcing es un compuesto de crowd (masa, muchedumbre) y source (fuente). Aparece en medios de comunicación generalistas españoles como El País y en revistas especializadas del mundo de la publicidad como Anuncios.com a partir de 2007:

Retomando esos ejemplos vemos que el término crowdsourcing parte de la idea de que si se puede extraer algún valor de la sabiduría de las muchedumbres, ¿por qué no ponerlas a trabajar? Sobre todo porque mucha gente parece perfectamente dispuesta a participar. [El País, Ciberpaís: 6.12.2007].

Esta voz compuesta de difícil traducción se ha formado, posiblemente, por analogía con un término preexistente del lenguaje de la economía, outsourcing, subcontratación de servicios propios o externalización empresarial, según la definición de Alcaraz y Hughes (1996). Otras equivalencias que han sido propuestas en puntoycoma para outsourcing son «externalización», «tercerización» y «contrata».

Creado con los mimbres de outsourcing, crowdsourcing es un término utilizado, por el momento, en el lenguaje empresarial y publicitario y se refiere a la externalización de tareas que normalmente realiza la empresa, pero en este caso transfiriéndolas al público consumidor, que se convierte así en partícipe del proceso de producción o de popularización de un producto. Los publicistas han adoptado la estrategia del crowdsourcing y han convertido a los compradores en protagonistas, creativos y diseñadores de los anuncios. Al abrigo de crowdsourcing ha surgido, también a partir de 2007 y todavía restringida al lenguaje de los profesionales de la publicidad en línea, la voz crowdhacking. Se trata de la acción de manipular la supuesta sabiduría u opinión de las multitudes (o del público consumidor) para beneficiar a una determinada empresa o producto.

Crowdsourcing y crowdhacking son, pues, términos que apoyan su tránsito hacia la lengua de acogida en la analogía. Cualquier intento de buscar una equivalencia en español privaría al lector de referencias etimológicas útiles, como la cadena de similitudes morfológicas outsourcing-crowdsourcing-crowdhacking que hemos explicado arriba. Autores como Hope (1971: 611), advierten de las desvirtuaciones que sufre un préstamo al llegar a la lengua de adopción. Una de estas mermas es la desvinculación de los paradigmas nativos, en los cuales nosotros incluimos las asociaciones analógicas que ayudan a la mejor comprensión de un neologismo. Sin embargo, si queremos ofrecer una traducción lo más precisa posible al hablante español podemos optar por utilizar el término nativo seguido de un equivalente (doblete) o de una explicación. En el caso de crowdsourcing esta tarea se plantea harto difícil; «externalización hacia el público», traducción que se apoya en la cadena de analogía mencionada, se nos antoja una equivalencia demasiado pobre y poco transparente. Probablemente la aclaración de un término de semejante complejidad y, sobre todo, de tal cariz neológico requiera de una paráfrasis más detallada, tal como «intervención de los consumidores en el proceso de producción o en la campaña publicitaria de un producto». Solo en el caso de que crowdsourcing aparezca en un texto destinado a publicistas o economistas podremos prescindir de la explicación y se podrán utilizar equivalentes más condensados como «publicidad colectiva» o «producción colectiva».

Otro tanto sucede con sintagmas del tipo falseo de masas o manipulación de masas para crowdhacking, equivalencias que resultarán satisfactorias solo para el lector familiarizado con el tecnolecto económico o publicitario, dada la complejidad del término y su alto nivel de tecnicidad.

Crowdsourcing ha dado lugar, muy recientemente, a otro anglicismo que, a diferencia de los anteriores, sí ha adquirido cierta popularidad: crowdfunding. Podríamos definir este término como «sistema de financiación de algún proyecto a través de pequeñas donaciones realizadas, normalmente, a través de internet». Su primera aparición en la prensa española es de principios de 2011:

Producir un documental solidario, escribir una novela fantástica o montar un banco de tiempo. El crowdfunding, en español financiación en masa o micromecenazgo, encuentra el dinero necesario para sacar adelante cualquier proyecto creativo a través de Internet. [El País: 21.1.2011].

A pesar de ser un término de muy reciente cuño ya se pueden encontrar algunos equivalentes de crowdfundig que han calado, con mayor o menor predicamento, entre los internautas: «financiación en masa», «microfinanciación colectiva» y «micromecenazgo», que nos parecen perfectamente plausibles. «Micromecenazgo» y «microfinanciación» son alternativas que cuentan con la patente ventaja de la economía lingüística, lo cual suele facilitar su aceptación por parte de los medios de comunicación de masas y de los hablantes, verdaderos sancionadores de las soluciones que aportan los traductores y los lexicógrafos. «Micromecenazgo» y «microfinanciación» no deberán confundirse con otro neologismo, «microcrédito», que se refiere a los pequeños préstamos a bajos tipos de interés otorgados a organizaciones de escasos recursos en países pobres.

Admitimos que el inglés tiene una imbatible naturaleza sintética y resulta imposible, en ocasiones, no recurrir a la explicación para hacer comprensible el préstamo adoptado, como en los casos de crowdsourcing y crowdhacking. Sin embargo, la búsqueda y el hallazgo temprano de equivalentes no sintagmáticos como «microfinanciación» o «micromecenazgo» para crowdfunding ayudará a evitar la fijación de anglicismos neológicos a medida que los conceptos que designan trasciendan el tecnolecto en que nacieron y se popularicen entre los hablantes. En palabras de Rodríguez González (1996 : 116):

[T]he borrowed element is frequently a short term which the speaker and, above all, the writer is inclined to adopt as he is prompted by a tendency towards economy of expression and the law of least effort. Very often English mono and bilexematic descriptions are to be preferred to the equivalent native periphrases, especially when there are abundant references to such concepts within the text.

Es previsible que, en la era de la web 2.0, los traductores tengan que redoblar sus esfuerzos y su creatividad para ofrecer una solución acertada a la gran cantidad de términos ingleses relacionados con la participación, la colectividad, los flujos de intercomunicación horizontal y las redes colaborativas. Crowd y sus compuestos suponen, en este marco, solo un pequeño reto para el traductor.

Bibliografía

Alcaraz Varó, Enrique / Brian Hughes (1996), Diccionario de términos económicos, financieros y comerciales, Ariel, Barcelona.

Hope, T. E. (1971), Lexical borrowing in the romance languages: a critical study of italianisms in French and gallicisms in Italian from 1100 to 1900, Basil Blackwell, Oxford.

Rodríguez González, F. (1996), «Functions of Anglicisms in Contemporary Spanish», en Cahiers de lexicologie, 1: 107-128.

 

Josefa Alvarado Valero
Periodista y traductora
alvaradovalero@hotmail.com

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