COLABORACIONESComentario sobre genderLa presente nota es un comentario sobre algunos aspectos del artículo «Gender» que Isabel Carbajal y José Castaño Clavero publicaron en el número 69 de PUNTOYCOMA. El significadoEl artículo al que nos referimos señala los que considera significados fundamentales de «sexo» y «género»: S1 (actividad sexual), S2 (sexo genérico), S3 (órganos sexuales); G1 (género gramatical), G2 (el «sexo» que aparece en los documentos de identidad y formularios), G3 (el «nuevo género» en, por ejemplo, «perspectiva de género»). G2, que en inglés es cada vez más gender, se expresa normalmente en español con la palabra «sexo» o con frases con secuencias como «hombres y mujeres» («igualdad entre hombres y mujeres»). G3, el «nuevo género», designa la categoría «género» sin tener en cuenta directamente los elementos que la conforman. En consecuencia, el «género» de G3 es no contable (en el sentido de G3 no puede hablarse del «género masculino o femenino» o de la «igualdad entre los géneros»). Algo que no se indica en el artículo y que guarda relación con G3 es que también «sexo» puede tener un significado exclusivamente «categorial» en expresiones como «por razones/motivos de sexo». Comentarios generales en torno a G1, G2 y G3Todos sabemos que el «género» de G1 no es realmente una palabra como las demás de la lengua sino una expresión gramatical, al igual que sus términos: «masculino, femenino, neutro». El hecho de no ser una «palabra real» hizo posible su utilización como tal en inglés (gender) «para hacer patente que los comportamientos, las actividades, los papeles y en general, lo femenino y lo masculino son construcciones sociales/culturales» (pp. 3-4 del artículo en cuestión), es decir para designar la realidad a la que se refieren G2 y G3. Los autores del artículo proponen que G2 se exprese en español por la palabra «sexo» o por expresiones en las que aparezcan secuencias como «hombres y mujeres». Esta opción contradiría lo expresado en la cita anterior. El «feminismo académico» defendería sin duda que la persona que aparece registrada en un documento de identidad o en un formulario es un ser «social» no sólo caracterizado por su sexo. Por eso el inglés utiliza normalmente gender en estos contextos y no sex. Pero creo que en la decisión de los autores ha pesado otra razón que puede formularse del siguiente modo: las expresiones donde aparece G2 (por ejemplo «las personas de uno y otro género») son perfectamente comprensibles en español, a diferencia de la mayoría de las expresiones con G3 mencionadas en el artículo, y, quizás por ello, son las que despiertan mayores suspicacias entre los hablantes1. Las construcciones sintagmáticas con G3En el artículo se ha optado en casi todos los casos por traducir los sintagmas ingleses de nombre determinante gender (G3) + otro nombre determinado (por ej. perspective en gender perspective) por un sintagma español integrado por un nombre determinado y un nombre determinante introducido por la preposición «de». El inglés tiene la posibilidad de unir dos nombres (determinante + determinado) cuya relación semántica sólo conocemos bien por el contexto, bien por la definición de la secuencia compuesta en los diccionarios. Los sintagmas españoles de «nombre + de + nombre» no muestran una posibilidad de interpretación semántica tan amplia como la de estos sintagmas ingleses. Por poner un ejemplo ampliamente criticado, la expresión «violencia de género» es difícil de entender como la violencia relacionada de cierto modo, deducible del conocimiento de la realidad, con el género (G3). Puede que un día las traducciones españolas de «N de N» propuestas en el artículo constituyan expresiones fijas recogidas en los diccionarios y que los hablantes aprendan su significado como el de cualquier otra entrada léxica. Hasta entonces el camino será arduo por tratarse de la imposición de un comportamiento semántico propio de una construcción extranjera. La fuerza del usoEl debate sobre la palabra «género» es un debate marcado desde el principio por el peso que tiene en español la acepción de «género» como «género gramatical», pero también por la fuerza del uso, que en determinados contextos hace difícil interpretar una palabra de un modo distinto del que sería habitual. Esto explica la imposibilidad de utilizar «sexo» para traducir el G3 inglés porque se entendería seguramente como «actividad sexual» (S1). Esto no era así antes o lo era menos, porque si no, no se hubieran establecido expresiones como «por razones/motivos de sexo», en las que «sexo» significa la «condición orgánica que distingue al macho de la hembra en los seres humanos...» (DRAE). Conclusiones
José Luis Martín Yuste
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