CABOS SUELTOS


Bad bank y zombie bank: banco malo y banco zombi

Al calor de la crisis financiera el término inglés bad bank se ha impuesto definitivamente por su sencillez y eficacia retórica frente a otros términos rivales1. En español el banco malo, hoy triunfador, encontró también cierta competencia al principio: «banco basura», «banco tóxico» y hasta un extraño «banco defectuoso».

El 6 de enero de 2009, Fernando Fernández, neoliberal confeso, escribía en ABC una carta pública a los Reyes Magos con el título «Que nos traigan un banco basura»2; pero antes del estallido de la crisis, en 2006, Pedro Pablo Villasante, a la sazón Director General de Supervisión del Banco de España, utilizaba retroactivamente los términos «banco bueno» y «banco malo» para referirse a una crisis anterior:

La crisis de Banesto de 1993 fue un «test ácido» de que la lección estuvo bien aprendida. Sucede diez años después sobre un banco sistémico, el cuarto banco en volumen de depósitos, en el que el supervisor tuvo que sustituir a los administradores con la ayuda de profesionales del sector privado, inyectar capital a través del Fondo de Garantía de Depósitos, dividir activos entre «banco bueno y banco malo», y finalmente subastar el banco bueno para su retorno al sector privado un año después. Tras todo este proceso, ni el sistema bancario ni el supervisor perdieron credibilidad3.

Puede entenderse ahora mejor por qué hemos hablado de eficacia retórica para justificar la primacía de la etiqueta «banco malo»: porque la creación de un «banco malo» (aislado —no olvidemos que sus activos son tóxicos—, controlado y generosamente dotado de fondos públicos) convierte al resto de los bancos, por oposición, en «bancos buenos». Una comunidad amenazada (la crisis ha adquirido una clarísima dimensión de amenaza social4) se siente aliviada cuando se localiza, aísla y controla al culpable. Hay que generar confianza. El adjetivo bad/malo se carga en este contexto, cínicamente, de una connotación moral: no es un «banco malo» por ser ineficaz (que es lo que nos da a entender la expresión «banco defectuoso»). Nuestro «banco malo» debe, al contrario, ser muy eficaz en la digestión de la basura financiera con ayuda, eso sí, de abundantes fondos públicos. Estamos ante un caso más de lo que se denomina, por una vez sin eufemismos, «socialización de las pérdidas». Si tenemos en cuenta, volviendo a la retórica, que andan «activos tóxicos» de por medio y que en español la oposición malo/bueno funciona también en términos de salud5 (enfermo/sano), se entenderá por qué el pobre banco malo tenía todas las de ganar. La basura ha desaparecido, de matute, bajo la asepsia de la metáfora ético-sanitaria.

«Banco zombi» (del inglés zombie bank, claro)

Y puestos a limpiar, deshagámonos también de otras rémoras. En octubre pasado leíamos la siguiente noticia en Expansión6:

BBVA, partidario de eliminar la «banca zombi» en España

El presidente del BBVA, Francisco González, asegura que para que el sistema financiero español sea «robusto» hay que deshacerse de las entidades denominadas «zombies» (sic) (aquellas que no son viables y se mantienen artificialmente) [...].

Estos bancos se financian también con dinero público. Ernesto Ekaizer explicaba así el término en un artículo reciente7:

El concepto de las cajas zombi, entidades con escaso patrimonio neto que tienen el respaldo de las autoridades, es de los años ochenta, a raíz de la quiebra de las cajas de ahorro en EE.UU. Durante los años noventa se aplicó a los bancos japoneses. Y ahora se utiliza para designar a los bancos estadounidenses.

Las páginas de economía de los periódicos dan cada vez más miedo.

Luis González
Comisión Europea
luis.gonzalez@ec.europa.eu

 

 

1 Toxic bank, aggregator bank, collection bank, hive-off structure, etc.
2 En una nota anterior («Subprime: cuando las hipotecas huelen», puntoycoma n.o 104) señalábamos la inevitable afloración de basura en el discurso financiero.
3 El Proceso de Intervención y Resolución de Crisis de Bancos. Discurso pronunciado en el Banco Interamericano de Desarrollo http://www.bde.es/webbde/es/secciones/prensa/intervenpub/
archivo/villasante/sup200306.pdf
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4 Joaquín Estefanía, La economía del miedo, Galaxia Gutenberg, 2011.
5 Por ello la oposición bad bank / good bank aparece a veces, incluso en textos oficiales, como «banco malo» / «banco sano».
6 Expansión, 16.10.2011,  
http://www.expansion.com/2011/10/16/empresas/banca/
1318777124.htmla=385a9cdddfda0b345033eaf5a569dc47&t=1332426819
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7 Ernesto Ekaizer, «BZE (Banco Zombi de España)», Público, 24.11.2011, http://www.publico.es/dinero/408653/bze-banco-zombi-de-espana.

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