Durante el invierno, la sequía en curso ya estaba teniendo efectos críticos, según el informe elaborado por el Observatorio Europeo de la Sequía, gestionado por el JRC.

El 1 de febrero, se declaró en Cataluña la emergencia por sequía con estrictas restricciones hídricas, ya que las reservas de agua cayeron por debajo del 16 %.

En enero de 2024, el JRC publicó el informe «Sequía en el Mediterráneo» sobre las sequías persistentes y su impacto en toda la región. Además, el último JRC MARS Bulletin destaca que el déficit de lluvia y las altas temperaturas sin precedentes afectaron a los cultivos de invierno y a los árboles frutales de las costas de España, Italia, Grecia y las islas mediterráneas.

También apunta a previsiones estacionales que predicen una primavera más cálida en el sur de Italia, Grecia, las islas mediterráneas y el norte de África. Dado que se espera que la gravedad de la sequía persista, la preocupación por sus repercusiones en la agricultura, los ecosistemas, la disponibilidad de agua potable y la producción de energía también está creciendo.