COLABORACIONESRelocation, offshoring, outsourcing, delocalisationCuando se trata de hablar del traslado de actividades de las empresas, la definición exacta del término «deslocalización» y de sus equivalentes ingleses parece plantear, tanto en el debate público como en los estudios económicos, bastantes problemas. Así lo afirma el Informe sobre el Comercio Mundial de la OMC de 20051, que se detiene en la definición de offshoring y outsourcing («deslocalización» y «subcontratación» en la versión española) y, tras aclarar la terminología que en él se maneja, señala que esta difiere ligeramente de la utilizada por la OCDE. Otros foros también se hacen eco del problema, como nos muestra el resumen de una conferencia2 celebrada recientemente en Bruselas, en el que se afirma que «the exact definition of delocalisation is yet under discussion». En este artículo examinaremos algunos ejemplos que, esperémoslo, servirán para clarificar al menos dónde reside la dificultad de la cuestión. Esta pequeña introducción nos permite ver ya cuáles son los términos ingleses en juego: offshoring, outsourcing, delocalisation y obviamente, aunque no lo hayamos mencionado todavía, relocation. De ellos, outsourcing es el único que no traduciremos instintivamente por «deslocalización», «traslado de actividades» o algún sintagma similar, sino más bien por «subcontratación». Examinémoslos primero por separado: Relocation. El Oxford English Dictionary ofrece la siguiente definición de relocate: «move to a new place and establish one’s home or business there». Como es lógico, relocation se utiliza sobre todo para hablar del traslado de toda una empresa o de puestos de trabajo (company relocation, job relocation), pero en la red no faltan ejemplos en los que este término hace referencia a la externalización de la producción o los servicios. IATE (la base terminológica interinstitucional de la UE) ofrece dos traducciones: «deslocalización» y «traslado de empresa». Outsourcing. Probablemente el más claro: se trata de la «subcontratación de servicios propios; externalización empresarial, o cesión a otros, de ciertas áreas de una empresa»3. Offshoring «can be defined as relocation of business processes (including production/manufacturing) to a lower cost location, usually overseas» (fuente: Wikipedia). El término está construido sobre offshore, que de su significado originario «más allá de la costa» ha pasado, desde la perspectiva insular de la lengua inglesa, a significar también «allende los mares, fuera de las fronteras, en el extranjero». Obviamente, el aspecto que prima en este término no es la manera en que se hace la externalización, sino el hecho mismo de que la actividad se desplace a otro país. Delocalisation, delocalization, delocation. El Diccionario de Alcaraz/Hughes traduce delocation por «deslocalización». Estos términos son menos frecuentes que los anteriores pero, a la vista de los ejemplos que nos ofrece internet, parecen usarse como sinónimos de relocation, con un sentido amplio de «cambio de ubicación», ya sea de una empresa o de parte de su producción. Si los límites semánticos entre ellos no están muy claros, y no parece haber consenso sobre los matices que los diferencian, la cosa se complica cuando los cuatro, o al menos algunos de ellos, se utilizan en un sistema de oposiciones para hacer la distinción entre varios tipos de deslocalización. Los criterios más frecuentemente en juego son la ubicación (si la producción o los servicios se trasladan dentro del territorio nacional o al extranjero) y la propiedad (si la producción/servicios en la nueva ubicación siguen controlados por la misma empresa o por una filial o si, por el contrario, esta actividad se externaliza). Pongamos el ejemplo del Observatorio Europeo del Cambio de la Fundación de Dublín. Para las fichas elaboradas por su Observatorio Europeo de la Reestructuración (ERM en sus siglas inglesas) se definen cuatro tipos de reestructuración empresarial4 (no existe versión española), que ordenamos en el siguiente cuadro:
Podemos compararlo ahora con el cuadro que figura en el Informe sobre el Comercio Mundial 2005 de la OMC y en el que se distinguen cuatro subcategorías de «subcontratación» (outsourcing). Para facilitar la lectura, hemos juntado los cuadros de la versión inglesa y la versión española del Informe en un solo cuadro: Types of outsourcing / Tipos de subcontratación Shifting intra-firm inputs/supplies to / Transferencia intraempresarial de insumos/suministros
Como puede verse, en este caso «deslocalización» (a secas) se define como una subcategoría muy específica de subcontratación, concretamente la que implica una transferencia a una empresa no afiliada situada en el extranjero. Esta acepción de «deslocalización» es algo más limitada que la que hemos visto más arriba y a la que estamos acostumbrados. Y, si intentamos traducir las categorías que figuran en el primer cuadro, veremos que no queda más remedio que recurrir a adjetivos o sintagmas calificativos: «deslocalización intraempresarial externa», «subcontratación local», «subcontratación externa», etc. Los ejemplos de estas oposiciones son muchos, pero los términos parecen utilizarse ad hoc: así, en un anteproyecto de dictamen del Comité Económico y Social Europeo5 se señala que, por lo que se refiere a la clasificación de los distintos tipos de deslocalización, diversos enfoques son posibles, por ejemplo el de offshoring (intra‑firm relocation) vs. outsourcing (inter-firm relocation). En resumen: los cuatro términos ingleses pueden, bien ser utilizados, de manera más o menos precisa, por separado, bien incluirse, todos o algunos de ellos, en un sistema de oposiciones. La falta de claridad y consenso que parece reinar entre los especialistas sobre el significado específico de cada uno dificulta, evidentemente, su traducción. Sirva esta reflexión, que no pretende ser exhaustiva, para clarificar cuáles son los elementos en juego. Por si fuera poco, en este ámbito ya se van acuñando nuevos términos creados a partir de offshoring, como nearshoring (traslado de la actividad a centros con menores costes en un país cercano, p. ej. Canadá o México en el caso de EE.UU., de donde proceden estos neologismos), inshoring (cuando empresas extranjeras aumentan sus inversiones y crean puestos de trabajo en el país de referencia), o bestshoring (la optimización de las distintas posibilidades hasta ahora mencionadas)6. El concurso de ideas está abierto: ¿«deslocalización de proximidad», «deslocalización hacia el interior» o «inversa», «deslocalización optimizada»? Y, si todas estas variantes en torno a shore son, de momento, fenómenos y términos utilizados especialmente en EE.UU., el viejo continente también parece dar ciertas muestras de invención terminológica. Algunos documentos del Parlamento Europeo y del Comité Económico y Social Europeo hacen alusión al fenómeno de la reverse relocation, que se produce «cuando un empresario incita a sus trabajadores a aceptar un deterioro de sus condiciones de trabajo ante el riesgo de deslocalización»7, algo así como una lógica a la inversa, o más bien una lógica ex ante de la deslocalización. Las traducciones del tipo «deslocalización inversa», «a la inversa» o «invertida» resultan tan equívocas como el sintagma inglés por lo que, si el término se abre paso en los pasillos comunitarios, quizá podrían probarse otras del tipo «degradación con amenaza de deslocalización» o «deterioro comparativo». Isabel Carbajal
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