Los cínicos dicen que el dinero es el nervio de la guerra. Sin duda, en la conflagración mundial desatada por la «nueva economía», los contendientes obtienen su fuerza del capital-riesgo. El talón de Aquiles de Europa asoma, no obstante, por este flanco y las instituciones europeas se movilizan ya para ponerse a tono de los rivales.
Como a las cosas conviene llamarlas por su nombre, máxime en asuntos de cuartos y pólvora, a continuación se pretende dejar constancia de los conceptos más utilizados por especialistas y prácticos en la materia. La confusión, como se sabe, no es patrimonio exclusivo de los traductores. Así, la Asociación Española de Capital Inversión (ASCRI), correspondiente de la European Venture Capital Association (EVCA), en su web asimila a «capital inversión» los términos «capital riesgo», «capital desarrollo», «private equity» y «venture capital». Como veremos, estos términos designan conceptos que no son idénticos.
Es preciso señalar para empezar que el capital-riesgo2 forma parte de un todo más amplio que es el capital-inversión (private equity). Este consiste en tomar una participación mayoritaria o minoritaria en empresas no cotizadas con el objetivo de que crezcan, aumenten su valor de mercado y el capitalista obtenga una plusvalía al revender su participación («desinversión»). Se compone básicamente de los elementos siguientes:
Dígase de paso que en los textos ingleses suelen alternarse las voces capital, funding, finance, financing o investment (por ejemplo, seed investment y seed capital). Todas pueden traducirse por financiación. No obstante, aquí se indican (entre paréntesis, junto al término español) las más corrientes.
El capital-riesgo (venture capital, risk capital) consiste en la toma de participaciones temporales y minoritarias en PYME, en fase de puesta en marcha o de crecimiento, para obtener plusvalías con su venta. Los capitalistas de riesgo aportan valor añadido dando credibilidad a la empresa ante terceros y apoyo gerencial. En sentido estricto, comprende la financiación inicial y la financiación del crecimiento y excluye las modalidades de compra con apalancamiento.
La financiación inicial (early stage capital) es la que se concede a las empresas antes de que comiencen la fabricación con fines comerciales y las ventas, y de que se obtengan beneficios. Comprende la financiación de siembra y la de puesta en marcha.
La financiación de siembra (seed capital) consiste en aportar recursos en una fase en la que aún no existe un producto definido y todavía hay riesgo tecnológico: es la financiación de ideas. En los documentos de la Comisión Europea se ha optado por utilizar «capital de lanzamiento», para esquivar tal vez la connotación bucólica del término. Dicha opción induce a error, pues «lanzamiento» se confunde con «puesta en marcha» o «arranque», términos que designan otro tipo de financiación.
La financiación de puesta en marcha (start-up financing) consiste en invertir en el inicio de la producción y la comercialización. Las empresas participadas son de nueva o muy reciente creación y el producto ya está definido. Es término más general que financiación de arranque. En algunas clasificaciones se distingue entre arranque propiamente dicho y otras fases iniciales (other early stage) o financiación que se concede a las empresas que, concluida la fase de desarrollo del producto, necesitan más fondos para emprender su fabricación y su distribución, y todavía no han logrado beneficios.
La financiación del crecimiento (growth financing expansion capital, development capital), denominada también capital-expansión y capital-desarrollo, se concede a empresas consolidadas y puede utilizarse para financiar un aumento de la capacidad de producción, ampliar el mercado o perfeccionar el producto y proporcionar más capital de explotación.
La compra (o adquisición) con apalancamiento [Leveraged Buy-Out (LBO)]. Es el segundo gran componente del capital-inversión. Tiene lugar cuando se compra una empresa financiando una porción sustancial del precio con recursos ajenos, que se garantizan en parte con los propios activos de la empresa adquirida y con instrumentos que están a medio camino entre los recursos propios y los ajenos (por ejemplo, la «financiación de entresuelo»).
Aunque el término «apalancamiento» está bien asentado en el lenguaje financiero, presenta una enojosa concomitancia con la acepción riojana de esta voz («robar»), circunstancia poco deseable habiendo dinero de por medio. Las diversas modalidades de LBO pueden englobarse dentro de la categoría de adquisiciones financiadas con endeudamiento, término3 tal vez más que general que «apalancamiento», pero más diáfano. Dichas modalidades son las siguientes:
la compra de la empresa por sus directivos [Management Buy-Out (MBO)]
la compra de la empresa por los directivos de otra [Management Buy-In (MBI)]
la combinación de ambas [Buy-In Management Buy-Out (BIMBO)], de resonancias panaderas o casquivanas según el cristal del idioma con que se mire, que podría traducirse como compra de la empresa por sus directivos y los de otra. Se recomienda mantener en inglés las siglas de estos términos.
Anteriormente se mencionó la financiación de entresuelo (mezzanine finance), que se documenta con instrumentos a medio camino entre la deuda y el capital, y reúnen características de ambos, como, por ejemplo, los bonos subordinados con warrants. La financiación puente (bridge financing) es aquella que se pone a disposición de una empresa durante el periodo de transición en que su propiedad pasa a cotización pública. Cabe señalar igualmente el término capital de sustitución (replacement capital, substitution capital), que supone la entrada de un inversor financiero en el capital de una empresa para permitir la salida de un grupo de accionistas. Es muy frecuente en la sucesión de los negocios familiares.
Para terminar, y como justificación del título, hay que mencionar también la figura señera de la nueva economía y del capital-riesgo: los Business Angels. Se trata de particulares adinerados, que aportan cantidades relativamente pequeñas (entre 15 000 y 150 000 euros, y hasta 250 000 euros en caso de cofinanciación) para la puesta en marcha de proyectos. Generalmente, invierten en el ámbito local, en proyectos que entienden, e intervienen en la gestión.
En español se les denomina «inversores informales» o «inversores privados», términos ambos que adolecen de impropiedad. Cuando actúan sindicadamente, se suele hablar de «club de inversores». El Prof. Martí Pellón propone traducir el término por «financiador de proximidad», aunque este término se utilice ya con otro significado, y por «capital-riesgo informal», si nos referimos a la categoría de inversores. En cualquier caso, se recomienda dejar el inglés entre paréntesis hasta que la figura entre en el lenguaje corriente.
Joaquín Calvo Basarán
joaquin.calvo-basaran@ec.europa.eu
1. | Esta colaboración es deudora del libro El capital inversión en España, Civitas, Madrid, 1999, del Prof. Dr. D. José MARTÍ PELLÓN, quien además ha colaborado amablemente con el autor para subsanar los errores del texto original. |
2. | Aunque, como puede apreciarse, los especialistas no suelen utilizar el guión, «al ser capital-riesgo un compuesto de dos sustantivos relacionados de manera «no sintáctica», ha de exhibir una unidad gráfica, que se manifiesta en el enlace de los sustantivos mediante un guión.» Lo mismo se aplica a formaciones semejantes, como capital-desarrollo, capital-inversión, etc. (Véase el artículo de J.L. Martín Yuste «La disposición gráfica de los compuestos «vulgares» españoles: a propósito de capital- riesgo». |
3. | Utilizado por MARTÍ PELLÓN, J.: El euro eleva el atractivo del riesgo, El País, 18.7.1999. |