Una sustancia es soluble si se disuelve en determinados fluidos. El fluido (gas o líquido) presente en exceso recibe el nombre de «disolvente» y la sustancia en él disuelta se denomina «soluto»: ambos forman una «solución». Este proceso se denomina «disolución». Una solución que no puede aceptar más cantidad de soluto recibe el nombre de «saturada».
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