Si se respira, el monóxido de carbono impide que el oxígeno en sangre llegue
al resto del cuerpo.
Se produce por la quema incompleta de combustibles como el gas natural, el
carbón, la gasolina y el tabaco.
El monóxido de carbono, denominado a veces «el asesino silencioso», puede, por
ejemplo, ser liberado en los hogares por sistemas de calefacción que no
funcionan correctamente, cobrándose muchas vidas cada año.