A los jóvenes se les dice que tienen que disfrutar de la juventud, de los mejores años de su vida. Pero a muchos de ellos les cuesta cada vez más enfrentarse a las presiones diarias de los exámenes, las relaciones y la búsqueda de empleo.
A pesar de haber tenido más oportunidades educativas que nunca, los jóvenes de hoy encuentran cada vez más dura la transición de la educación a la vida laboral. En abril de 2011 Eurostat señalaba que el desempleo juvenil en la UE alcanzaba el 19,6%, más del doble que el de la población adulta.
Estos niveles de desempleo tienen consecuencias en la salud y en la sociedad. La OMS ha reconocido que, en los últimos años, están aumentando entre los jóvenes europeos los problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión, los trastornos de la alimentación o las autolesiones.
Faltan datos específicos sobre la salud mental en los jóvenes, pero la OMS-Europa cree que entre un 10 y un 20% sufren problemas de este tipo, y ese porcentaje es mucho mayor entre los jóvenes desfavorecidos o inmigrantes. Las fuertes presiones sociales, como la preocupación por las cuestiones económicas y laborales, pueden provocar problemas de salud mental o agravar los ya existentes. En consecuencia, mientras persista la crisis del empleo juvenil es probable que la salud mental de los jóvenes europeos empeore.
La UE dio especial relieve a los problemas de salud mental con el Pacto Europeo por la Salud y el Bienestar Mentales de 2008 y la conferencia “Promoción de la salud y el bienestar mentales en la infancia y la juventud: hagámoslo posible”, de septiembre de 2009, que organizaron conjuntamente la Comisión Europea y el Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales sueco y que apoyó el Foro Europeo de la Juventud. Más recientemente, el Consejo de la UE ha reconocido el acuciante problema de la salud mental en Europa y ha pedido una investigación y una labor continuas al respecto.
El compromiso constante de la UE con los temas de salud mental es muy de agradecer pero, para luchar contra el deterioro de la salud mental de los jóvenes, hace falta un esfuerzo, una cooperación y una determinación renovados por parte de los responsables políticos, los profesionales de la sanidad y las organizaciones de la sociedad civil.