-Una experiencia Erasmus+ KA1 en Educación para Adultos-

Por: Graciela Álvarez Montero y Sonia Lombao Méndez

Uno de los temas más reclamados y candentes en la formación del profesorado a nivel europeo es sin duda la enseñanza de las ciencias a través de la innovadora metodología STEM.

El método STEM pretende que los alumnos busquen soluciones a problemas reales mediante la aplicación de los conocimientos científicos, ajustándose además a una serie de condicionantes, como el gasto, la estética o el tiempo disponible. Para ello, deben trabajar en grupos en los que se mantengan bien mezcladas diferentes afinidades, experiencias y personalidades, de manera que todos puedan aprender de los demás.

El profesorado forma un equipo STEM que es el responsable de programar y plantear el trabajo. Es importante que los alumnos consideren al profesorado como un referente, por lo que los docentes implicados deben conocer y aplicar correctamente dinámicas de grupo que les ayuden a desarrollar el trabajo de la manera más adecuada.

Una vez finalizado el tiempo, cada equipo expone su trabajo al gran grupo. No importa el éxito en el resultado, sino el aprendizaje adquirido durante el proceso. Y es que con esta metodología el alumnado no sólo finaliza un determinado proyecto, sino que también utiliza nuevas herramientas tecnológicas y adquiere otras capacidades igualmente importantes (dibujo de bocetos, cálculos matemáticos, nuevos materiales, redacción de conclusiones, trabajo en equipo)

Por fortuna nosotros encontramos una atractiva oferta en Lisboa (Portugal) que incluía una nueva letra en el novedoso método, de manera que acudimos en realidad a un curso STE(A)M en un intento por casar el Arte con los conocimientos científicos aplicados. Tras nuestra experiencia Erasmus en Lisboa, queremos  compartir con la comunidad docente algunos de los contenidos descubiertos y, además, avanzar su posible aplicación en la enseñanza básica para las personas adultas.

Pudimos comprobar que esta nueva metodología está en vigor y es aplicada con éxito en diferentes países de la Unión Europea como Bélgica, Croacia, Rumanía, Liechtenstein, Chipre y Estonia. Los docentes compartimos nuestras maneras de hacer en el marco del aprendizaje por proyectos en nuestros centros. Se trató de una puesta en común del desarrollo de estas iniciativas de enfoque interdisciplinar que impulsan un diálogo entre las Ciencias Naturales, la Tecnología, la Ingeniería, el Arte y las Matemáticas. Disciplinas de las que rescatan sus iniciales en inglés para dar nombre al método STE(A)M.

En nuestro caso, tuvimos la suerte de sentirnos inmersos en el reto de finalizar un complejo proyecto para el que muchos de nosotros no nos creíamos en absoluto preparados, si bien los resultados fueron magníficos en todos los casos.

Al mismo tiempo que íbamos descubriendo y explicando las prácticas realizadas con anterioridad, nos pusimos en la piel de nuestro alumnado y desarrollamos nuestro propio proyecto STE(A)M. De este modo, pudimos analizar muy de cerca sus ventajas. Estas tienen que ver con el aprovechamiento de los puntos en común que ofrecen estas cinco materias, la utilización de las herramientas tecnológicas y, especialmente, la enriquecedora incorporación de contextos y situaciones de la vida cotidiana a favor del proceso de enseñanza-aprendizaje.

El STEM es un método basado en el aprendizaje a través de la acción, y así lo aplicamos nosotros mismos durante nuestra experiencia en Portugal. Partimos de un problema real que atañe a la vida cotidiana de los lisboetas: la congestión del tráfico que se produce en el puente “25 de abril” de Lisboa. Y, desde un trabajo en equipo y por equipos, tuvimos que proyectar una solución que permitiera un tráfico más fluido.

Así es como un adulto aprende a aplicar determinados cálculos o a editar un vídeo para la exposición final. Lo más espectacular es el descubrimiento de habilidades personales que de alguna manera ayudan al equipo a obtener un mejor resultado. Al final todos ocupamos un papel importante en la toma de decisiones, el diseño, la ejecución o la presentación final. La recompensa final es la satisfacción por el trabajo desarrollado entre todos.

Tras nuestra experiencia STEAM, y la aplicación de este trabajo en las enseñanzas de primaria y secundaria, comprobamos que tiene una buena cabida en la Educación para Adultos. Por un lado, el alumnado adulto exige la utilidad de los nuevos conocimientos y tiene la necesidad de sentir que puede ser autónomo y autodirigirse. Por otro lado, necesitan integrar sus experiencias previas -trabajo, matrimonio, hijos- en la construcción de nuevos conocimientos a través de una dinámica que dé sentido a su propio aprendizaje.

En algunas ocasiones, los profesores nos encontramos con la necesidad de deconstruir, desmontar conocimientos previos que forman parte del imaginario colectivo de nuestro alumnado adulto porque se contradicen con los conocimientos científicos que queremos transmitir. En este punto, consideramos que la metodología STE(A)M puede ayudarnos en esta deconstrucción primero de algunos conceptos previos y construcción después de los nuevos, ya que su carácter práctico y el reforzamiento de la autonomía conforman sus pilares básicos.

Es interesante aprovechar la enorme diversidad con la que contamos en los Centros de Educación de Adultos, sin duda una ventaja añadida a la hora de establecer los equipos de trabajo. Nuestros alumnos cuentan con experiencias y conocimientos previos bien distintos que podrían enriquecer los resultados en cualquier proyecto de trabajo.

Para aplicar la nueva metodología son necesarios tan sólo tres requisitos: formación inicial del profesorado, voluntad para constituir un equipo STE(A)M, y una adecuada organización del centro. El resto es innovación al gusto.