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RESEÑAS


Legal Translation Explained

Enrique Alcaraz Varó y Brian Hughes
Legal Translation Explained
Manchester, ed. St. Jerome Publishing, 2002, 204 pp.
ISBN: 1-900650-46-0

Era yo un abogado joven e inexperto cuando empecé a navegar, en París, de stagiaire en una naviera francesa, por los procelosos mares del Derecho marítimo. De esto hace ya casi 30 años... Me tuve que enfrentar durante las primeras semanas a todas las variedades de pólizas de fletamento que se conocían, muchas de las cuales solo estaban publicadas en inglés. Eran unos formularios impecablemente impresos donde los brokers del chartering tachaban palabras, líneas enteras, párrafos, añadían fórmulas misteriosas, mientras hacían cálculos con unas máquinas escasamente eléctricas (la palabra «electrónica» era casi desconocida: había ¡un ordenador! en la empresa y era casi tan grande como la habitación, le temple, donde se guardaba; en realidad nunca supe muy bien para qué servía...). A mí, lo que entonces me preocupaba de verdad era entender el sentido de cláusulas como la Options of the carrier's clause, que tenía más de cuatrocientas palabras y solo un punto y seguido: la primera frase tenía ella sola casi trescientas cincuenta. Era una maraña de cuasipleonasmos y redundancias que respondían a matices levísimos, en la que uno se terminaba enredando como una pobre pescadilla. Y aparecía en todos los conocimientos de embarque. Solo recordarla ya me produce una inquietud comparable a la que conseguí con los mejores pasajes de la Narración de Arthur Gordon Pym, de Poe.

¡Lo que habría dado yo por encontrar algún manual medianamente pedagógico en aquellos años! El caso es que me tuve que traducir conocimientos de embarque y pólizas de fletamento enteras, con la frágil ayuda de un diccionario francés-inglés, hasta que conseguí entender de qué iba la cosa y dejé de hacer el ridículo y pude empezar a codearme con los grandes de aquel mundo, los brokers... Aquella temible cláusula aparecería muchos años después, sembrada de unas sesenta notas que servían de gran ayuda para su traducción, en la página 221 de la primera edición de El Inglés Jurídico, publicado en 1994 por Enrique Alcaraz, que es una recopilación de textos ingleses comentados y anotados muy útil para las clases prácticas de las facultades de Traducción.

Legal Translation Explained, escrito en colaboración con Brian Hughes, podría verse como una consecuencia lógica de esa recopilación. Se trata de un estudio descriptivo organizado en ocho capítulos. Empieza con unas consideraciones generales sobre lingüística jurídica inglesa, donde explica las características básicas del lenguaje especializado a través de la historia de algunas de sus expresiones, de origen sajón, latino o normando. Tiene particular interés la referencia a la campaña a favor del Plain English que va extendiéndose poco a poco por los países de habla inglesa y que ya ha llegado al ámbito comunitario con el nombre de Fight the Fog. Explica con espíritu crítico los arcaísmos y «anfractuosidades» de la terminología y la sintaxis usada en leyes y contratos.

El segundo capítulo es una novedad para estudiosos del Derecho: hace un estudio comparado del mecanismo utilizado por los jueces para establecer la «verdad» jurídica, la interpretación, con el método que usan los traductores para encontrar las equivalencias semánticas, a través de un esquema perfectamente lingüístico, al que tradicionalmente nunca recurrían los profesores de las facultades de Derecho. Pero el Derecho comparado nunca ha tenido mucho peso en los planes de estudios ni se ha enfocado como instrumento de mediación entre ordenamientos de distintas lenguas.

Viene después una descripción somera de los elementos básicos del Derecho inglés y un análisis de sus diferencias con el continental: fuentes, disciplinas jurídicas, organización judicial, rudimentos procedimentales, escritos judiciales.

Los capítulos 5 y 6 exponen el lenguaje jurídico inglés desde la perspectiva del genre, que definen como «cada uno de los tipos de textos específicos característicos de una comunidad científica o grupo de profesionales», y se distinguen por determinadas peculiaridades de vocabulario, forma y estilo, de función comunicativa y de convencionalismo social. Esta distinción entre los textos por géneros es útil en traducción para tratar adecuadamente documentos con diferentes funciones, como los contratos, las sentencias, las disposiciones legislativas, las exposiciones doctrinales, etcétera.

La última parte considera los aspectos prácticos de la traducción: cuestiones de vocabulario, combinaciones de palabras, usos verbales, campos semánticos y organización significativa de los textos, sintaxis y aplicaciones de la transposición, expansión y modulación. Aquí tiene particular interés la manera de explicar el problema de los falsos amigos y los calcos; el ejemplo de la palabra legal como modelo de disparidad entre los ámbitos conceptuales de distintas lenguas es una buena pista para localizar trampas. La necesidad de buscar un lenguaje natural para la lengua de destino está convincentemente expuesta.

Lo menos que puede decirse de este libro es que hace honor a su nombre: la traducción jurídica del inglés está profusa y sistemáticamente explicada. Otra característica interesante es que solo se refiere a la lengua fuente. Todo está explicado desde una perpectiva anglófona, como para que lo entienda un inglés no muy versado en el Derecho, pero, a lo largo del texto y en notas a pie de página, aparecen en cursiva soluciones que proponen los autores en español, francés y alemán para los conceptos mas relevantes.

El libro pertenece a una colección llamada Translation Practices Explained, destinada, según el editor, a ayudar en el aprendizaje a profesores y estudiantes de traducción, particularmente a los autodidactas, con ejercicios prácticos explicados. Hay una colección paralela en la misma editorial, Translation Theories Explained, que tiene un contenido más teórico. Este libro parece encontrarse en un escalón intermedio; no tiene ejercicios tal como se suelen practicar en los estudios de traducción, pero es una exposición bastante amplia de los problemas con que puede encontrarse un traductor jurídico en la mayor parte de los ámbitos del Derecho con explicaciones basadas no solo en la teoría sino también en la experiencia de sus autores.

Cuando yo era un abogado joven e inexperto, habría dado un montón de horas de sueño (dinero no tenía) por poder haber tenido a mano algo o alguien que me diera alguna idea sobre cómo había que traducir, simplemente para entenderlos, los documentos que tenía entre manos.

Y este libro sirve para eso: no solo es un texto para escuelas de traducción; también es una fuente de ideas para practicantes del Derecho que tengan que enfrentarse con el inglés.

Iñigo Valverde
Parlamento Europeo
ivalverde@europarl.europa.eu

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