Enfermedad provocada por una infección bacteriana que afecta a los tejidos del
cuerpo humano, principalmente a los pulmones (tuberculosis pulmonar). Causa
pequeños tumores que destruyen los tejidos.
La tos, la fatiga, la pérdida de peso, la dificultad para respirar y la fiebre
son algunos de sus síntomas.
Fuente: GreenFacts
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La tuberculosis se trata mediante un régimen estricto de antibióticos. Para
eliminar la bacteria por completo es necesario realizar períodos de tratamiento
largos (de más de 6 meses). La tuberculosis suele tratarse con una combinación
de varios antibióticos de forma simultánea, lo que reduce el riesgo de que la
bacteria desarrolle resistencia a los mismos.
En un principio el tratamiento se lleva a cabo con los denominados fármacos
“de primera línea”. Los más comunes son la isoniazida y la
rifamipicina, entre otros como el etambutol, la pirazinamida y la
estreptomicina. Si la enfermedad desarrolla resistencia a los fármacos de
primera línea, es decir si es resistente a la rifampicina y a la isoniazida, se
denomina “tuberculosis
multirresistene”
(MDR-TB). Para su tratamiento se requerirán fármacos de segunda
línea.
Se denominan de “segunda línea” porque son menos efectivos y
tienen más efectos secundarios tóxicos. Existen seis clases de fármacos de
segunda línea, cada uno compuesto por una serie de antibióticos distinta. Si la
resistencia se desarrolla hacia uno de los fármacos de un tipo en particular,
suele significar que otros fármacos de este tipo también serán ineficaces.
Cuando la tuberculosis desarrolla resistencia a cualquiera de los fármacos del
tipo de las fluoroquinolonas y a cualquier fármaco de segunda línea
antituberculoso inyectable (amikacina, kanamicina o capreomicina), se denomina
“tuberculosis
extremadamente farmacorresistente”
(XDR-TB).